Los jabalíes se meten en los jardines y parcelas de las casas de Xàbia. O merodean por las vallas y asedian a los vecinos. La cosa ya pasa del castaño oscuro. Que se cuelen rayones que corren como un rayo puede parecer simpático. Pero poca simpatía hay en los hoscos y amenazantes adultos que van detrás de las crías. Gruñen y no se asustan de nada. Ahí están, al otro lado de la valla. Los jabalíes dan miedo. Quienes les ponen comida junto a los contenedores de basura agravan el problema. Estos animales ya campan a plena luz del día. Se han acostumbrado a pasearse por las urbanizaciones y las calles de los pueblos.