El tramo de la línea de Metrovalencia que va de la parada de Empalme a la de Burjassot es todo un tema en el barrio que atraviesa. De hecho, lleva siéndolo décadas. Si el vecindario ha estado años reclamando el soterramiento de las vías que partía en dos el núcleo urbano, ahora que el convoy se sumerge un tramo dentro de una obra que ha costado mucho sacar adelante, los habitantes lamentan el estruendo que tienen que soportar a diario.
Caminar desde la parada de Empalme hasta el barrio burjassotense tiene banda sonora. Los pitidos del tren, su traqueteo y un chirrido pronunciado cuando el tren entra y sale del túnel soterrado dirección Godella. Cierto es que este periódico se fija en el ruido cuando acude a recoger testimonios de los vecinos. Lorenzo y Paz son un matrimonio que viven en el edificio que mira justo a las vías en el tramo de entrada al túnel. "El ruido es una barbaridad. Ahora que hace mejor tiempo y quieres abrir las ventanas y las puertas, se oye mucho", dice Lorenzo. Paz completa su argumento: "Si ya la ventana da a un dormitorio, como es el caso, es imposible dormir".