Poco antes de las 10 de la noche, Francisco Fernández Liñares entraba en el furgón policial que le conducía a la prisión de Monterroso. Es una de las piezas clave de la operación Pokemon, a quien se le incautó más documentación durante los registros, que se prolongaron durante día y medio en dos viviendas de su propiedad. Igual de minucioso fue el interrogatorio de ayer, que se prolongó durante horas y en el que el detenido colaboró sin fisuras, como conformaba su abogada.