Empaqueta sus últimas pertenencias. Julia no puede hacer frente al alquiler. La desahucia el fondo buitre al que el Ayuntamiento vendió su casa. 632 euros de pensión, convaleciente de un cáncer, con una hija desempleada, Julia no puede hacer frente a los más de 500 euros de alquiler. El Ayuntamiento le ha dado otra vivienda aunque todavía no tiene ni luz ni agua. No es el único caso de octogenarios que ven como pierden su casa. Casos que despiertan la solidaridad popular. En Canarias Berta y Antonio. Teresa, 74 años, avaló a su hijo. Pedro y María en Málaga y Aurelia. La anciana gallega que consiguió hacer famoso al bombero que se negó a romper su puerta. Algunos son alquileres, otras hipotecas, en otros casos avalan a sus hijos. Duro es perder una casa pero lo es más cuando ya no queda tiempo para rehacer una vida.