"En la calle, ¿cuántas veces te han pedido a ti el carné, y cuántas se lo pedían a un cristiano?” “¿Ves cómo nos tratan? Nunca te van a tratar a ti como a un cristiano”. “Los cristianos se quedan con los trabajos buenos, y para nosotros la miseria; y nuestras mujeres, a limpiar sus váteres”... Soltando comentarios como este, el reclutador del Daesh prenderá poco a poco conversación con el preso común musulmán. Este corolario se repite el último lustro en la instrucción de las detenciones de reclutadores en las prisiones, un catálogo argumental orientado a generar sentimiento de agravio, explican fuentes de la lucha antiterrorista.
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