La cabeza ardiente de la nueva colada por la que la lava fluye a más de 1.200 grados avanza con una liquidez y una fuerza que hacen arder las edificaciones que encuentra a su paso. Hay casi cien construcciones amenazadas por esta vertiente que, próxima a municipios como La Laguna, discurre hacia el mar. Destino que ayudará a reducir el riesgo ya que esto hará que su ensanchamiento sea menor. Durante la pasada noche otros pequeños derrumbes en el cono principal provocaban avalanchas de lava que alimentan las nueve coladas que hay y que ya cubren 595 hectáreas. El frente del delta formado por la colada primigenia está muy próximo a desbordarse en una zona submarina con mayor profundidad y el segundo delta avanza más lento porque la lava encuentra aquí mucho terreno que rellenar. Pero las 7.500 toneladas de dióxido de azufre emitidas en las últimas veinticuatro horas muestran que al volcán todavía le queda mucha vida en su interior ya que, según David Calvo de Involcan, tendríamos que ver valores por debajo de mil toneladas diarias para empezar a pensar que la actividad volcánica desciende a una fase terminal.