En fútbol hay un partido del siglo cada dos por tres. En política algo parecido. Sánchez y Feijóo enfrentan un nuevo choque, miden fuerzas en Galicia. El PSOE está de Convención A Coruña; el PP, con toda su infantería parlamentaria en Orense, y la coincidencia no es casual. Las gallegas son la primera cita electoral desde el 23-J. Abren además ciclo (luego irán Euskadi y las Europeas). Será la primera votación con la amnistía sobre el tapete y la ofensiva popular contra ella en marcha. Para Feijóo, que juega en casa, una nueva absoluta apenas sería novedad. Perderla, al contrario, puede minar su liderazgo. Por eso ha dicho: "Yo creo que es un error la presentación de Vox en Galicia", intentando conjurar cualquier tipo de interferencia. Para Sánchez, es la primera gran ocasión de testar, con voto real, el efecto de sus pactos con el independentismo catalán en otras latitudes. Los socialistas intentan arrimar la campaña gallega al debate nacional en la idea de que la inercia juega a favor de los populares. El global de las encuestas augura que el poder -que el PP lleva desde 2009 ostentando con mayorías absolutas repetidas- no cambiará de manos. En campaña, eso sí, y ahí está ahora el caso de los "pellets", nunca se sabe que traerá la marea.
