Durante años, recibir una transfusión de sangre conllevaba un riesgo extra: contraer hepatitis crónica, una inflamación en el hígado que puede derivar en cirrosis e incluso en cáncer. Gracias a los tres galardonados a día de hoy los bancos de sangre están libres de cualquier hepatitis conocida, quienes reciben transfusiones lo hacen sin riesgos y además el virus ahora sí se puede detectar y combatir con medicamentos que también se han desarrollado gracias a su investigación. Hoy la hepatitis tiene poco futuro, está condenada a desaparecer. Su investigación ha permitido curar una enfermedad que cada año afecta a 70 millones de personas. En el año en que un nuevo virus nos ha puesto contra las cuerdas es aún más importante reconocer el trabajo de los científicos.