Juan Carlos González estaba pescando tranquilamente en su embarcación, diez millas al norte de Ribadesella (Asturias), cuando se encontró con un ejemplar que superaba los cuatro metros de longitud, de color gris y con unos dientes descomunales que más tarde confirmó que era un tiburón blanco. “Lo vi venir de lejos y en principio pensé que era una tintorera, pero cuando lo vi pasar por debajo del barco me di cuenta de que no era ni una tintorera ni un marrajo”, explica el pescador, aún impresionado ayer por lo que vivió el sábado por la mañana.