Después de dos veranos donde los viajes se han visto muy limitados debido a la pandemia y sus restricciones, el turismo se ha reactivado con fuerza este año en España. Y, con él, una plaga muy asociada al sector hotelero y las viviendas turísticas: la chinche de cama. Un insecto parásito de entre 5 y 6 mm. de longitud que suele anidar en las camas, los pliegues de las sábanas, muebles, sillones… y que se alimenta fundamentalmente de sangre humana. Su picadura genera molestias e, incluso, reacciones alérgicas diversas, insomnio o estrés.

Debido a su minúsculo tamaño es frecuente que éstas ejerzan de polizones entre la ropa o la maleta, provocando nuevas infestaciones en hogares, hoteles, apartamentos, etc. Por lo que suele ser habitual que, no solo las padezcamos en el lugar de veraneo donde se hallen, sino que, además, nos las llevemos con nosotros en la maleta de vuelta a casa. Pudiendo llegar a convertirse en la pesadilla del verano si no le ponemos remedio a tiempo.