En la hostelería están ya bastante preparados, y los propios alérgicos, desde niños, están muy concienciados. Saúl es alérgico a la proteína de la leche; también a los frutos secos y al huevo. No se puede bajar la guardia y por eso su madre nunca se separa de su medicación. Carlos ha sufrido tres episodios graves por su alergia a los fungicidas de los cítricos. Muchas veces las reacciones se producen por contaminación cruzada, como utilizar el mismo cuchillo para cortar dos alimentos. Fabiana montó su propio negocio para ponérselo más fácil a los dos millones de alérgicos que hay en España, el 8% niños. Las reacciones alérgicas suelen aparecer a los pocos minutos del contacto con el alimento aunque no se haya ingerido. Una mínima cantidad puede desencadenar un episodio de anafilaxia. La incidencia supera los 100 casos por 100.000 habitantes al año y se triplica entre los niños menores de 4 años.