Malos tratos habituales a sus dos hijos menores de edad, incluyendo golpes en la cabeza contra el marco de una puerta, y abusos sexuales a la niña, cuando esta apenas tenía siete años. El acusado por estos graves hechos ha confesado tanto los abusos como las lesiones a sus vástagos atribuyendo los mismos a sus problemas con el alcohol. Así, ha aceptado una pena de dos años de cárcel por el delito sexual continuado a persona menor de edad y cien días de trabajos en beneficio de la comunidad por el delito de lesiones en el ámbito familiar.

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