Un joven se enfrenta a una pena de diez años de prisión y el pago de una multa de 10.000 euros por agredir sexualmente a una menor de edad, a la que presuntamente forzó a mantener relaciones sexuales, no consentidas y sin que la víctima tuviera capacidad de reaccionar, tras invitarla a su casa con la excusa de que se tenía que dar una ducha.