Orriols está viviendo en situación de conflicto y eso, por contagio, es un problema para la primera autoridad municipal. El capricho de la agenda ha querido que la alcaldesa María José Catalá haya acudido al barrio poco más de 24 horas después de que la calle San Juan Bosco ardiera por tres sitios diferentes. Y el capricho de la agenda ha querido que el acto fuera inaugurar una fuente de agua. Aunque es tan grande el barrio, que era a casi un kilómetro de distancia de la zona cero. Pero la ocasión era pintiparada para que Orriols en Lucha se acercara y no precisamente por la fuente. Sin hacer ruido -la cacerolada llegará este miércoles- pero para ponerse cerca de la fuente y recordarle que el problema está ahí y que hay que abordarlo. Pintiparado para arrancarle la promesa de una reunión más pronto que tarde, que es lo que esperan ahora.
