En el primer desplazamiento de la temporada, bajo un calor sofocante y en un escenario tan imponente como es el Sánchez Pizjuán, el Villarreal CF sacó un trabajado punto contra el Sevilla FC. El conjunto que entrena Javi Calleja fue de menos a más y, pese a que en el primer tiempo los locales fueron los claros dominadores, el juego se igualó en la segunda parte y ambos rivales merecieron la victoria. Pero ya se sabe que cuando no se puede ganar, mejor no perder. Y eso es lo que debieron pensar tanto los sevillistas como los villarrealenses al ver cómo iba transcurriendo el encuentro.

El choque, como se preveía, empezó bronco, caliente -y no solo por los más de 30 grados que había durante el encuentro, y con los locales encerrando al submarino en su área. La primera vez que la defensa amarilla tuvo que emplearse fue a los tres minutos para desbaratar una ocasión de Sarabia. Cinco después era Asenjo el que lograba detener un lanzamiento de Roque Mesa desde la frontal del área. Y, pasando los primeros diez minutos de juego, el Sevilla había generado una nueva ocasión por mediación de Escudero.

Al Villarreal le costaba entrar en el partido, se le veía algo descoordinado y cometiendo numerosas imprecisiones que le impedían llegar con peligro al área sevillista. En una de esas Gerard Moreno no veía dónde esperaba ansioso el balón su compañero Toko Ekambi y, en otra, el delantero catalán no acertaba a dejarle el balón en condiciones a Cazorla.

Esa falta de coordinación llevó al Sevilla a crecerse, teniendo André Silva una de las ocasiones más claras que mandó fuera cuando la grada ya celebraba el primer gol.

Pero, pese a no tener el dominio del esférico, el cuadro de Javi Calleja lograba aguantar las embestidas locales. Unas veces con más facilidad que en otras, pero logrando impedir que al marcador subiera el 1-0.

Aguantaba detrás el submarino, trataba de robar en el centro del campo y esperaba un golpe de suerte para llegar en condiciones a la portería defendida por Vaclik y ponerle a prueba. Fue en el minuto 25 cuando al portero checo tuvo su primera intervención y esta llegó después de un gran lanzamiento de Pablo Fornals desde la frontal del área que sacó con la manopla.

Esa jugada dio un empujón al Villarreal sobre el terreno de juego y las fuerzas se igualaron en los últimos quince minutos del primer tiempo. En ellos, y tras la correspondiente parada para beber agua, hubo jugadas en ambas áreas, destacando para el plantel de la Plana Baixa dos de Toko Ekambi. El delantero franco-camerunés tuvo en su botas un gran remate que Vaclik mandó a córner y otra que se marchó fuera antes de que el colegiado señalara el descanso.

Inicialmente Calleja optó por mantener a los mismos jugadores al comienzo del segundo tiempo para tratar de mantener la inercia que se había dado en los últimos minutos y la apuesta siguió siendo la de su famoso rombo con Cáseres, Trigueros, Cazorla y Fornals. No comenzó nada mal puesto que el Villarreal salió muy metido en el encuentro y tuvo tres jugadas casi consecutivas que podían haber cambiado el rumbo del partido. De hecho, dos de esas tres ocasiones tuvieron como protagonistas tanto a Cazorla como a Fornals: el primero al aprovechar un rechace del portero tras un fuerte lanzamiento de Pedraza y el segundo al plantarse solo dentro del área sevillista para acabar viendo cómo la defensa local repelía su golpeo a córner. A ellas se sumó otra jugada de Pedraza y Gerard Moreno que tampoco se transformó en gol.

No es que el Sevilla hubiera desparecido del mapa, porque siguió apretando en busca de gol, sino que las fuerzas se habían igualado tanto que se empezaba a ver el partido que todo el mundo quería: competido y emocionante. Con esos alicientes y una grada que no dejaba de animar, tanto Calleja como Machín movieron el banquillo en busca de ese plus que pudiera llevarles a marcar el gol de la victoria.

El técnico del Villarreal incluso cambió su esquema táctico, dejando a Cáseres y Trigueros en el centro del campo, con Cazorla y Pedraza por las bandas, y con Gerard Moreno y Bacca en punta de ataque. Jaume Costa, que había sido suplente, salió para ocupar el lateral zurdo.

Quedaba mucho encuentro por delante, pero el delantero colombiano, al que el Sánchez Pizjuán recibió con una cariñosa ovación, no quiso perder el tiempo y en la primera ocasión en que le llegó el balón tras una gran jugada de Gerard Moreno a punto estuvo de sorprender a Vaclik. Con ocasiones alternas pero sin demasiado peligro se llegó al descuento y ahí el Sevilla perdonó hasta tres veces al Villarreal.