Santi Cazorla no ha perdido ni su magia en el terreno de juego, ni su carisma fuera de él. Pese a los malos momentos que ha pasado en los dos últimos años, cuando incluso le llegaron a decir que no podría volver a jugar a fútbol, el centrocampista asturiano no ha perdido la sonrisa. Allá por donde viaja el Villarreal CF es el jugador más buscado y fotografiado por los aficionados. En todos los campos que ha pisado desde que se conociera su regreso - incluyendo Moscú y Viena- ha sido recibido con una cariñosa ovación por parte de la hinchada local. Y antes de cada partido son numerosos los rivales que le buscan para poder saludarle.

Sin ir más lejos, el pasado jueves en el Estadio de la Cerámica prácticamente todos los jugadores del Real Madrid se le acercaron para abrazarle o darle la mano. El primero, su amigo y compañero en la selección española, Sergio Ramos. Lo que ni el andaluz ni el resto de madridistas sabían es que, 90 minutos después, Cazorla pasaría de héroe a villano. Sus dos goles dejaron noqueado al cuadro madridista y permitieron al submarino sumar un valioso empate que le sacaba de la zona de descenso.

El Villarreal necesitaba a Cazorla y Cazorla necesitaba al Villarreal. Y es que el destino le ha dado una segunda vida deportiva al jugador asturiano y este no está dispuesto a dejarla escapar. En el club villarrealense le han puesto todas las facilidades del mundo para que vuelva a sentirse futbolista y, poco a poco, lo está consiguiendo. Cada vez siente menos molestias en su maltrecho pie derecho, donde sufrió una lesión en el tendón de la zona plantar que a priori iba a dejarle solo tres semanas en el dique seco y que acabó en ocho operaciones y una infección que a punto estuvo de dejarlo incluso sin poder caminar.

El motor del «submarino»

Por fortuna para los aficionados del fútbol, Cazorla nunca perdió la esperanza. Trabajó día y noche en soledad, sufrió en silencio, lloró... pero un día recibió la llamada del Villarreal para que volviera y Cazorla, que estaba entrenando con el juvenil del Alavés, aceptó. Cinco meses después de aquella llamada, el centrocampista es uno de los que tira del carro ahora que las cosas no van del todo bien. Tiene calidad a raudales y, tras su exhibición ante el Madrid, su nombre vuelve a estar en boca de todos. Pero ahora por algo bueno.