María José Peidro es una farmacéutica que, hace algo más de una década, conjugó su trabajo docente en este sector para adentrarse, de la mano de su conyuge, Julián López, en el mundo del vino, donde ha desarrollado un interesante proyecto vinícola con la finca Chozas Carrascal (bodega que cuenta con su propia denominación de origen „Pago Chozas Carrascal„ y que además está adscrita a las denominaciones de origen Utiel-Requena y Cava). Toda vez que los hijos del matrimonio ya comienzan a tomar las riendas de la bodega, María José ha decidido aliarse con la también farmacéutica y enóloga Isabel Pérez-Salas para poner en marcha una idea que les comenzó a rondar por la cabeza desde hace ya algún tiempo: trasladar las propiedades de la uva y el vino al cuidado de la piel.

Isabel y María José comenzaron a trabajar a partir de la uva Bobal, un varietal del que ya se había constatado que incluía componentes beneficiosos para la salud y que es la uva predominante en la comarca de Requena-Utiel, donde se encuentran las instalaciones y viñedos de Chozas Carrascal. Tras múltiples experimentos, ambas constataron que tanto la uva como el vino de la variedad Bobal (autóctona de la DOP Utiel-Requena) tenían interesantes efectos beneficiosos sobre la piel, lo que les empujó a trabajar sobre la extracción de aquellos componentes que actuan sobre el organismo para trasladarlos a una gama de productos cosméticos que ya pueden encontrarse en una veintena de establecimientos farmacéuticos de Valencia y Madrid.

Pero no sirve cualquier uva de Bobal para desarrollar estos nuevos productos cosméticos. Ambas farmacéuticas han encontrado en los viñedos del Pago Chozas Carrascal, una finca situada en el interior de la provincia de Valencia, la mejor materia prima para producir sus productos cosméticos. Allí recogen los mejores racimos de Bobal ecológico centenario para extraer su principal activo, el vino de Bobal (rico en resveratrol y alfa-hidroxiácidos). En la formulación de sus productos se incluyen el resveratrol, (antioxidante natural), agua de uva (hidratante intenso), aceite de pepita de uva ( propiedades antiinflamatorias) y micronizado de pepita de uva (modulador de la exfoliación), lo que aumenta la producción de colágeno, devolviendo elasticidad a la piel y haciéndola más fina, turgente y rejuvenecida.

Más allá del trabajo de investigación sobre las propiedades de la uva Bobal aplicada al mundo de la cosmética, Origen Bobal defiende una metodología de trabajo comprometida con su entorno, respetuosa con el medio ambiente, al igual que la bodega Chozas Carrascal. Las cremas y geles comercializados con el sello Origen Bobal están elaborados con ingredientes libres de parabenos, ésteres producidos de forma sintética que durante los últimos años han originado diferentes opiniones en cuanto a su toxicidad.

En la actualidad, la línea de productos Origen Bobal incluye un total cinco referencias diferentes, de las que tres (la crema, el gel exfoliante y la solución micelar) están especialmente indicadas para el cuidado facial; mientras que las dos restantes (gel de baño y leche hidratante) están diseñadas para su empleo en el cuidado corporal.