El Palacio Mercader de Valencia (ubicado a la altura del número 26 de la calle Caballeros, en plena Ciutat Vella) ha sido el escenario elegido por el grupo Coviñas para presentar esta misma tarde su, hasta el momento, elaboración más ambiciosa, el nuevo tinto Adnos, un monovarietal de

Bobal elaborado a partir de viejos viñedos de más de 70 años cultivados en secano que ha sido criado durante 24 meses en barricas de roble francés y americano.

Para producir este nuevo tinto, los técnicos de Coviñas recurrieron a unos viñedos emplazados en los parajes «El Rubial» y «El Matorral», con una altitud de 720 y 850 metros sobre el nivel del mar respectivamente, donde disponen de cinco hectáreas y media de un Bobal «excepcional», según afirma el director técnico, Diego Morcillo, con una producción de menos de dos kilos por cepa y cultivados en estricto secano. Tras la

vinificación, el vino descansa durante dos años en una selección de barricas de roble francés Allier de grano fino y de roble americano Missouri de grano fino.

Bobal Alta Expresión», un sello que la DOP Utiel-Requena otorga solamente a aquellos vinos 100% Bobal elaborados a partir de uvas procedentes de viñedos de bajo rendimiento de más de 35 años de edad cultivados en secano. Por lo que respecta a la imagen externa del nuevo vino, el equipo de Coviñas ha querido hacer un guiño a la tradición vitivinícola milenaria de esta zona, recurriendo a una moneda (un As íbero del siglo II a.C.) cuya imagen ha sido cedida por el Museo de Prehistoria de Valencia.

Durante la presentación del nuevo Adnos, de cuya primera añada, correspondiente a la cosecha de 2012, se han elaborado 11.879 botellas, los responsables de la entidad cooperativa repasarán algunos de los momentos más importantes de sus primeros cincuenta años de trayectoria, en los que el compromiso por el entorno y por la uva más representativa de la zona, la Bobal, ha sido una constante. La cata comentada del vino estará conducida por el director técnico de la compañía, Diego Morcillo, quien reconoce que «producir un vino de estas características era todo un reto para una bodega como Coviñas. Desde 2011 estábamos trabajando en un vino que fuese la mejor representación de nuestra uva autóctona, y que además nos permitiese posicionarnos en el sector de los vinos de alta gama con un caldo a la altura de sus competidores». Diego añade que «desde el punto de vista técnico hemos buscado menor concentración, que la uva se expresase por sí misma y que el terruño estuviese representado en cada copa».