Desde su origen, bodegas Enguera ha sido una de las compañías vitivinícolas valencianas que más se han empeñado en evitar tratamientos químicos y dejar que la naturaleza equilibre el ecosistema de sus viñedos.

Desde hace unos años, a través del «Instituto Bodegas Enguera de Viticultura Mediterránea», los técnicos de la bodega desarrollan diversas investigaciones para combatir plagas sin tener que recurrir a elementos químicos basándose en depredadores naturales de plagas, entre ellos el murciélago, uno de los mamíferos depredadores de insectos más voraces que existen, pese a lo cual han visto disminuida su población en la zona mediterránea durante las últimas décadas por culpa de la deforestación, la mala gestión de cuevas y el uso indiscriminado de plagicidas.

Apoyados por un estudio realizado en el Delta del Ebro que confirmaba que los murciélagos eran capaces de mantener a raya las poblaciones de un insecto conocido como «barrenador del arroz», a finales de 2014 comenzaron a desarrollar un plan de conservación de murciélagos en sus viñedos de Fontanars dels Alforins y Enguera. La razón principal de esta práctica es la dieta del mamífero volador: los murciélagos son capaces de ingerir más de mil insectos en una hora. El trabajo de los investigadores se centró en garantizar la existencia de refugios en el ecosistema. Para ello, se distribuyeron por el viñedo tres modelos de cajas nido para murciélagos con el objetivo de albergar colonias de cría. Paralelamente, una casa en desuso situada en el corazón del viñedo de Fontanars se adaptó para acoger colonias de hibernación.

El objetivo del estudio es controlar la población de polilla del racimo, mejorando las condiciones de vida de las especies de murciélagos presentes en nuestro territorio, algunas de las cuales son vulnerables de extinguirse debido a la ausencia de refugios y la desinformación ciudadana.

Aunque ya se ha constatado un aumento en la población de murciélagos (identificándose hasta cuatro especies diferentes y alcanzándose un porcentaje de ocupación de los nidos del 23% „superior a la media de ocupación para zonas de bosque en la Comunitat Valenciana„) todavía es pronto para confirmar resultados en lo relativo a la población de la polilla del racimo.

Durante este año el estudio dará un paso adelante comenzando a analizar la dieta de los murciélagos para comprobar la cantidad de polillas devoradas por el mamífero, lo que servirá para confirmar si el aumento de ejemplares en la zona tiene relación directa con la merma de polilla del racimo, lepidóptero cuyas larvas propician la aparición del hongo Botrytis Cinerea en los racimos de la vid, conocido como podredumbre gris.

Pero ésta no es la única investigación que desarrolla en la actualidad bodegas Enguera, ya que también trabajan en el control de la plaga del mosquito verde, insecto que, a grandes rasgos, impide la maduración de la uva. Aunque no está considerada como una plaga mayoritaria en la viticultura española, climas cálidos y húmedos como el de Enguera son prefectos para el desarrollo de este nocivo insecto.

Para controlar su población, los técnicos de la compañía trabajan en la repoblación de unas pequeñas avispas del género Anagrus que insertan sus huevos en los huevos del mosquito verde. Como quiera que el monocultivo de la vid no favorece el desarrollo de estas avispas, se han introducido en el ecosistema de las fincas propiedad de la bodega una selección de plantas y arbustos que proporcionan una fuente de alimento para estos beneficiosos insectos.

Estas plantas, distribuidas estratégicamente, presentan una floración escalonada desde la primavera hasta el final del verano otorgándole al viñedo un valor paisajístico añadido. Este estudio tiene como objetivo valorar el papel que juega el paisaje en el control biológico del mosquito verde.