La bodega requenense Chozas Carrascal celebró el pasado fin de semana la octava edición de su particular «Fiesta de la Vendimia», un evento de carácter lúdico en el que la bodega reúne a amigos y aficionados al vino para celebrar el final de la vendimia en una jornada que este año ha tenido como protagonistas diversas modalidades artísticas y culturales en zonas tematizadas con conciertos, lectura dramática, esculturas y pinturas.

La jornada volvió a ser todo un éxito, con decenas de invitados abarrotando cada una de las zonas de la bodega dispuestas para la visita. Pero si el fin de la vendimia ha sido especial para alguien, ese es sin duda Julián López Peidro, el último miembro de la familia en incorporarse al equipo de la bodega. Y ha sido especial porque esta de 2017 ha sido la primera vendimia de Chozas Carrascal en la que Julián López Peidro ha asumido la responsabilidad técnica de todo el proceso.

Con 27 años a sus espaldas, Julián cuenta con una interesante formación en materia de viticultura y enología. Tras formarse como agrónomo en la UPV completó sus estudios y prácticas en Francia, donde ha tenido la oportunidad de conocer en primera persona como se trabaja en algunas de las mejores bodegas del mundo. Aunque el pequeño de los López-Peidro ya ha participado de los trabajos de bodega en campañas anteriores, esta de 2017 ha sido su primera vendimia «en solitario», con la responsabilidad de mantener el alto nivel de calidad que han mostrado los vinos y cavas de Chozas Carrascal hasta ahora. Julián reconoce que la responsabilidad «es grande, pero no me asusta. Aquí somos todos un equipo, y aunque en algunos asuntos es mía la última palabra todos trabajamos con el mismo objetivo».