El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Utiel-Requena ha dado a conocer los datos relacionados con la campaña de vendimia 2017, en la que se han recogido 196 millones de kilogramos de uva para vinificación, lo que representa una merma en la cosecha de alrededor del 12% con respecto a la vendimia de 2016, aunque se trata de una cantidad acorde a la media de la última década.

Como es lógico, las uvas de Bobal representan una gran mayoría de la cosecha, y es que de las más de 33.000 hectáreas de viñedo en producción amparado por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Utiel-Requena, casi 24.000 corresponden a este varietal. Por detrás, las variedades Tempranillo y Macabeo siguen siendo las más cultivadas, aunque en una extensión de viñedo mucho menor a la dedicada a la uva autóctona de esta región vitivinícola.

En el informe hecho público por el departamento técnico del Consejo Regulador se destaca un análisis del desarrollo del año que desvela que el carácter de la cosecha ha venido marcado por las lluvias de otoño (doscientos ochenta litros por metro cuadrado) e invierno (más de ciento setenta litros) que aportaron soporte hídrico a la vid, sobre todo en el momento de la brotación. Las lluvias registradas en primavera (noventa litros por metro cuadrado) incidieron en el normal crecimiento del racimo y la buena maduración de la uva.

Las altas temperaturas del verano fueron el escenario perfecto para que se produjese un importante adelanto en la maduración del fruto, lo que obligó a que aquellos viticultores que cultivan varietales más tempranos tuviesen que iniciar los trabajos de vendimia entre el 1 y el 4 de septiembre. Con todo, la mayoría de agricultores esperaron a vendimiar el resto de variedades a que la cepa asimilase la lluvia de finales de agosto, lo que también ha tenido incidencia directa, junto con el descenso de las temperaturas nocturnas a mediados de verano, en la mejor maduración fenólica de la uva.

Por lo que respecta al estado sanitario de los racimos, cabe destacar que se mantiene la tónica de campañas anteriores, con un fruto en perfecto estado debido a las escasas lluvias producidas en el periodo estival, por lo que los enólogos han podido trabajar con una materia prima en óptimas condiciones.

Coincidiendo con el final de la vendimia, el Consejo Regulador celebró a principios de noviembre la fiesta del Vino en Rama, en la que viticultores, enólogos, profesionales del sector y asociaciones locales pudieron servirse directamente de los depósitos vinos blancos, rosados y tintos tras la fermentación. El acto contó con la colaboración de la Escuela de Viticultura y Enología de Requena y la Escuela de Hostelería de Utiel.