No solemos fijarnos y puede parecer una tontería, pero una botella dice mucho del vino que vamos a consumir. Sabiendo esta importancia, hoy queremos arrojar un poco de luz sobre la botella clásica del vino, en concreto, de su capacidad. Dentro de un mundo dominado por las cifras redondas, las botellas de vino son las únicas cuya capacidad es de 750 ml. ¿Por qué será? ¿Por qué una botella de vino no tiene un litro entero?¿por qué no se estableció en botellas de medio litro?

Varias teorías sobre el origen de la botella del vino

Si bien es algo que se ha normalizado en nuestro día a día, lo cierto es que no se sabe muy bien de dónde proviene la «normalización» de la capacidad de las botellas. Lo que sí sabemos es que lleva implantado desde 1970. Fue entonces cuando se llevó a cabo el acuerdo europeo al que posteriormente se unió el resto de países en el que se abogó por la estandarización de medidas que adoptó un volumen de 75 cl. de capacidad por botella de vino.

Antes de esto, las medidas eran muy dispares: 70 cl., 80 cl., 73 cl? Sin más dilación, vamos a bucear en los orígenes de esta medida aunque no existe un consenso acerca de cuál es la verdadera:

Desde los romanos

Uno de los orígenes de las botellas de vino se remontan a la época de los romanos. Aunque no utilizaban el vidrio como recipiente, nuestros antepasados usaban lo que ellos llamaban un acetabalum, una pequeña vasija de unos 270 ml. Solía ser la cantidad diaria de consumo de un soldado romano de entonces.

Otra teoría y quizás la más aceptada viene de la Europa medieval. En aquella época, la medida más aceptada en el comercio internacional era el galón inglés. Una botella de 750 ml equivalía a la quinta parte de un galón, un volumen perfecto para el transporte, ya que se alineaban perfectamente.

El que se consumía a la hora de comer

Otra de las primeras teorías que se barajan a la hora de descubrir el origen de los 750 ml. es que era la cantidad que solía consumir una persona a la hora de acompañar a la comida. Sin embargo, teniendo en cuenta que hablamos de una bebida alcohólica, es una cantidad alta incluso para consumir durante en un día entero. Es cierto que el vino tiene propiedades beneficiosas para la salud, sin embargo, debemos consumirlo con moderación.

El pulmón humano como estándar

La creación de botellas era un proceso artesano hasta que pudo industrializarse en el siglo XVIII. Durante el proceso, el paso más importante tenía lugar a la hora de soplar para originar el receptáculo donde se almacenaría el vino. Esta fase se realizaba a pulmón, de forma continua, dando como resultado una capacidad que se establecía entre los 70 y 80 cl.

Así pues, no se sabe muy bien cuál es el verdadero origen de la botella de vino. De todas formas su estandarización ha quedado vigente en la actualidad y ha demostrado ser una medida muy acertada, ya que es la cantidad perfecta para el consumo de una pareja adulta. Una curiosidad que hace del vino una bebida aún más especial.