Nadie puede negar el carácter personal que el enólogo Pablo Calatayud imprime a cada uno de sus vinos. Maduresa, Les Alcusses, Parotet, Cullerot o Safrà hablan de uvas autóctonas, pero también de paisajes, terruño, respeto al entorno y una particular visión del mundo del vino, que tiene en la familia un pilar irrenunciable.

Tras consolidar sus líneas de vinos clásicos y antiguos, Calatayud cristaliza ahora un proyecto en el que por primera vez la tinta más tradicional en la zona, la Mandó, se viste de rosa para crear un delicado vino concebido como un blanco, elaborado con el mosto virgen obtenido sin realizar ningún tipo de prensado sobre el racimo. ‘Les Prunes’ es el primer rosado que nace de Celler del Roure. En el proceso de elaboración intervienen también las tinajas de la Bodega Fonda, en las que el mosto termina la fermentación y descansa durante seis meses. Es un vino que mantiene toda la frescura y carácter mediterráneo de su «hermano tinto», ‘Safrà’, un vino que también habla de barro y varietales autóctonos. Para la presentación del vino, Calatayud ha vuelto a recurrir a su diseñador «favorito», Dani Nebot, quien ha dibujado una etiqueta elegante, concisa y reveladora.

‘Les Prunes’ es también la primera de las referencias que compondrán la nueva familia de vinos de la bodega, ‘Les filles d’Amàlia’, que inicialmente incluirá este nuevo rosado y un espumoso, también rosado, elaborado con Mandó, que se llamará ‘Les Danses’ y que saldrá al mercado antes de que finalice el presente año.

Fruto de una promesa

La nueva colección de vinos está dedicada a Amàlia, madre de Pablo Calatayud, y a las hijas de ésta, ya que, según el enólogo «este proyecto también va relacionado con ellas y con sus dos viñedos en El Bosquet y en la Casa Pitxó y porque ellas también nos han ayudado mucho a llegar hasta aquí y también merecen un reconocimiento».

Hace años Pablo le prometió a su madre que harían en la bodega un vino dulce al que llamarían ‘Dolç d’Amàlia’. De momento ese proyecto sigue gestándose y aún no ha visto la luz, pero su primer homenaje ya está embotellado, se llama ‘Les Prunes’ y es tan sutil y delicado como las cerezas silvestres.