La entrada al restaurante Casa Manolo (premiado con una estrella Michelín) esconde uno de los mejores restaurantes populares de la costa española. Pensado para comer bien a diario, es, por así decirlo, el prêt à porter de Casa Manolo.

Ofrece un menú diario que, por sólo 19,80 euros, te regala una buena cocina de mercado elaborada con el producto y el esmero con el que se cocina para Casa Manolo (sexto en la última lista de los 55 mejores restaurantes de la Comunitat Valenciana). De hecho, ambos restaurantes comparten cocina y cocineros. Por eso comer aquí está tan lejos de la vulgaridad reinante en los restaurantes de su entorno.

El menú del Daily Gastrobar está compuesto por dos pequeños aperitivos, cuatro entrantes, un plato principal y el postre (bebida también incluida). En él, aparecen platos para compartir, como una buena ensalada de salmón con salsa gravlax (cuidado que pica), o unos nem de cangrejo (sin duda lo más prescindible de todo el menú porque están rellenos de surimi, un producto vulgar que desprestigia el altísimo nivel del resto del menú que se plantea a diario).

De hecho, lo más interesante llega con el producto puro y duro. Manolo Alonso padre hizo dinero comprando boquerones en la lonja a precio de mayorista y vendiéndolos en Daimuz en raciones. Su hijo conserva la costumbre de comprar en lonja y a diario, ya no por aumentar el margen de beneficio al trasladar los productos a la carta sino por ganar calidad en sus platos. De ahí la descarada frescura de sus quisquillas hervidas o de unas pescadillas que se fríen con maestría y quedan crujientes por fuera y jugosas por dentro.

Para el plato principal dan a elegir entre presa y arroz. El arroz a banda tiene un suplemento de cinco euros, pero vale la pena pedirlo. Está cocinado con un fondo limpio. Eso sí, en cocina lo dejan muy al gusto de los comensales madrileños (tan abundante por la costa de Gandia). Esto es, un poco crudo en el centro. Pero basta con advertirlo al servicio y en cocina se tomarán la molestia de hacerlo a nuestro gusto. También hay carta (con productos de la lonja como principal atractivo) pero el menú es tan bueno y tan barato, que casi todos se ciñen a él.

Casa Manolo empezó, en el año 1985, como un modesto chiringuito. Manolo Alonso y su mujer Matilde empezaron de la nada y, a base de mucho trabajo y no engañar nunca con el producto, acabaron levantando uno de los mejores restaurantes de mercado de la costa española. Luego su hijo Manuel lo refinó hasta conseguir la deseada estrella Michelín. Ahora, cada verano, como si de un homenaje a sus padres se tratara, establece frente al restaurante un chiringuito de playa. Allí, sobre la arena, podemos comer una buena paella, unos buenos calamares (siempre de lonja) o unos buenos boquerones. Es agradable y divertido pero yo, que con la edad me he aburguesado bastante, prefiero la comodidad y el ambiente cool del Daily.