Estos días de vendimia los remolques se suceden en un ir y venir del campo a la tolva, donde descargan las uvas cortadas en las zonas donde van llegando a la maduración adecuada. El aroma a fruta fresca se apodera del ambiente, preludio del proceso que transformará las ilusiones de todo un año en un vino que acabará enfrascado hasta que alguien lo libere.

Bodega La Viña, asociada a Anecoop Bodegas, controla 2.600 hectáreas de viñedo, además de almendro y olivar, con algo más de 300 socios, cifras muy diferentes a las de sus inicios, allá por 1945, cuando 38 viticultores se asociaron para gestionar en común sus 47 hectáreas. De igual manera que la mayoría de las cooperativas vinícolas los objetivos primordiales fueron los de obtener mayor rentabilidad del trabajo en el campo, reducir los costes de producción para elaborar el vino que alguno de ellos realizaba en sus limitadas instalaciones agrícolas, mejorar su calidad y aumentar la capacidad de almacenamiento.

La Viña se encuentra en la población de La Font de la Figuera, entre las sierras que ascienden desde el Mediterráneo hasta la Meseta en la encrucijada de las provincias de Albacete, Alicante y Valencia. Algunas de sus marcas más conocidas son Juan de Juanes, Casa L´Àngel, Icono o Venta del Puerto, a las que se acaba de unir Los Escribanos. Con él la bodega asciende un peldaño más en el escalafón de los vinos, donde ya ocupaba un lugar destacado, y lo hace por dos motivos. Uno por la calidad que de por sí tiene el vino y otro, por el compromiso de los socios en proteger las viñas viejas que dejan de ser económicamente rentables cuando mayor calidad de uva dan, con más de 60 años. Por eso han decidido pagar por hectárea las parcelas seleccionadas como si estuviesen en plena producción, no por kilos cosechados, y al precio de las variedades mejor cotizadas por la bodega.

De este cambio de mentalidad sale este vino, al que no se ha escatimado dedicación. «Con Los Escribanos lo que queremos es que hable el campo», nos asegura Jorge Caus, director técnico. Se vendimia en cajas, con gran selección de racimos, fermentación con levaduras silvestres por parcelas en depósitos de inox de 1.000 kilos y crianzas en barricas de 650 litros y en depósitos de hormigón de forma ovoide.

Los Escribanos 2015 es una acertada combinación del perfil más elegante de la Monastrell (85%) con la frescura y los frutillos rojos y negros de la Garnacha Tintorera. Su color es granate, abierto de capa con ribete teja. Aroma de buena intensidad a fruta roja madura, frutillos silvestres, monte bajo, aparecen terciarios, frutos secos, orejones y evocación mineral. Amable en el paladar, es ligero de cuerpo, pero estructurado y con recorrido, pulido, suave, sedoso, fresco, invita a seguir bebiendo y a acompañar unos gazpachos con conejo, perdiz, rebollones y caracoles, de los que hacen por lo que se conoce como Terres dels Alforins.