José León, actual propietario de Bodega Las Mercedes, no exagera cuando se refiere a su proyecto como de «Bobal al límite» porque realmente está a escasos metros de donde acaba su Denominación de Origen, la de Utiel-Requena, en el extremo más occidental de su territorio en término de Villargordo del Cabriel. Pero también por los casi 900 metros de altitud a los que se encuentra el viñedo plantado con octogenarias viñas de Bobal, una casta de vid sensible a las heladas tardías y a la que cuesta madurar sus uvas en este clima mediterráneo de interior, continentalizado por la lejanía del mar. Son 3,5 hectáreas de suelo muy pobre en materia orgánica, en ligera pendiente, con tres zonas muy diferenciadas de fondos de piedra caliza, francoarenoso y arcilloso de las que apenas cosechan un kilo de uva por planta.

En su linde comienza el monte del Parque Natural de las Hoces del Cabriel con un bosque bien conservado, protegido por las pronunciadas pendientes de rocas que han impedido su explotación agrícola y ganadera. Allí se encuentra la bodega (1896), una construcción destacable de estilo modernista, proyectada por el célebre arquitecto Demetrio Ribes para que todos los movimientos de mosto y vino que se realizasen fuesen por gravedad.

La primera añada que sale al mercado son 2.000 botellas de un prometedor tinto de color rojo picota que ha permanecido 18 meses en barricas de roble francés. Sus aromas a frutillos rojos y bayas silvestres (grosellas) evocan la frescura de una latitud atlántica, el monte bajo y las plantas aromáticas no desmienten su origen, arropado por las notas especiadas (canela, clavo) y tostados. En el paladar muestra su potencia contenida, es fresco, con taninos maduros y largo postgusto de afilada Bobal.