Las familias de Víctor Bellmunt y Estiva Oliver se dedican a la agricultura desde hace varias generaciones en la comarca de la Plana Alta, en Castelló. Además del cultivo de frutales y la apicultura, trabajan 23 parcelas diseminadas por Les Useres, Vilafamés, La Barona y Cabanes, con un total de 12 Has..

Con 80 años, las cepas más viejas son las de un viñedo de media hectárea de Embolicaire, conocida en la zona también como Rabalaire, aunque en otros lugares se le llama Trepat, Bonicaire, Mandó o Verdal, según afirman algunas entidades científicas. Plantadas en los años 80 tienen Tempranillo y Macabeo, amén de otras variedades, todo en cultivo ecológico.

Además de sus vinos tranquilos (Gallus Optimus), fueron los primeros -y siguen siendo los únicos- en elaborar espumosos a la manera tradicional champenoise en tierras castellonenses. En los últimos tiempos han estado probando otros métodos, como el ancestral, a base de ensayo y error. Como su nombre indica, esta es una técnica muy antigua, de una única fermentación, que se inicia en depósito y finaliza en su propia botella para conservar su gas carbónico natural sin necesidad de forzar una segunda fermentación.

Con la vendimia de 2018 han sacado tres vinos de este tipo: uno blanco de Riesling y Moscatel y dos rosados. Uno de ellos es de Garnacha, de color pálido, fino, elegante, fresco y frutal. El otro, de Embolicaire, como en los otros dos, parte de un vino natural sin aditivos ni sulfitos añadidos. Es de color frambuesa, más subido de tono que la moda actual, con buen desprendimiento de burbujas. En aroma destaca su recuerdo a fruta roja, cerezas, floral, con un paladar sabroso, cremoso, frutal, equilibrado y con buena persistencia. Buenos resultados en espumosos del año, habrá que esperar para probar largas crianzas en rima.