La comarca castellana de Los Montes de Toledo es una zona con características geológicas y climáticas propias que poco tienen que ver con las de las tierras circundantes, enclavada entre la Meseta de Toledo, La Mancha y el Campo de Criptana. Allí, el inquieto empresario Carlos Galdón -expresidente de GSKR en España- plantó 40 hectáreas de viñedo en el año 2000, con Cabernet Sauvignon, Petit Verdot, Syrah, Tempranillo, Chardonnay y Viognier en unos suelos ácidos, pedregosos, con arenas y caliza.

Y para completar la apuesta con las principales bazas de la baraja de varietales cuenta con el asesoramiento técnico de Ignacio de Miguel, especializado en el ensamblaje de vinos, y la enóloga Elena Rincón.

Cuando las cepas comenzaron a estar en producción fue necesaria una bodega y en el municipio de Manzaneque se encontraban unas antiguas instalaciones enológicas construidas en 1918. El edificio fue remodelando por completo y se dotó de las tecnologías vitivinícolas actuales. Sus gestores, además de dedicar la finca al cultivo de la vid y la elaboración de vinos, han diversificado su actividad. Así, producen Aceite de Oliva Virgen Extra de Picual, miel con sus 400 colmenas, crían caballos de pura raza española y la bodega cuenta con salones para eventos y un selecto restaurante especializado en cocina tradicional manchega.

El Bucamel está hecho con Tempranillo, un tinto tan especial como todo el proyecto al que pertenece. Las frescas noches a partir de mediados de agosto, cuando el descenso térmico es ya muy acentuado, hacen madurar las uvas de manera lenta y equilibrada conservando la acidez. La fermentación se realiza en depósitos de acero, hace la maloláctica en antiguas tinajas de hormigón y permanece 16 meses en barricas de roble francés. El color del Bucamel de 2014 es rojo picota, con aroma intenso a frutas rojas y negras maduras, con notas balsámicas y recuerdos de plantas aromáticas, especias y tostados. En boca es carnoso y frutal. Acertado equilibrio de Tempranillo en sazón.