Los aguardientes de orujo gustan porque concentran los aromas primarios de las uvas con los que están hechos. Son muchos los que al acabar una comida no se pueden resistir a la tentación de tomar una copita con la excusa de sus supuestas propiedades digestivas y medicinales, una creencia que viene de antiguo. Conforme fue evolucionando el enigmático arte de la alquimia hacia la ciencia de la química se fueron perfeccionando los métodos de destilación descritos por tratadistas medievales árabes y por galenos y monjes cristianos.

Los de Bodega Godelleta tienen un aguardiente de orujo hecho a partir del vino más aromático que elaboran y de los orujos de las uvas que presentan un mejor equilibrio en la maduración de los compuestos de las pieles. Para conseguir 1 litro de aguardiente hacen falta más de 300 kilos de brisas, como también se llama a las pieles de las uvas.

La destilación se realiza con el equipo técnico y humano de una bodega amiga, Pago de Tharsys, que dispone de los tradicionales alambiques de cobre donde, de manera artesanal, extraen el 'aqua vitae', mucho mejores que los de acero empleados para grandes cantidades. Funcionan mediante arrastre de vapor, que permite conseguir con gran precisión la mejor fracción del destilado, los corazones. De este modo se logra un aguardiente de gran elegancia, con sutiles aromas y una equilibrada concentración.

El Brisa de Moscatel Godelleta es de aspecto cristalino, con gran franqueza de aromas, recuerdos a flor blanca, azahar y a cítricos. Entra suave en el paladar para después afirmarse de manera rotunda y cálida, y donde vuelven a aparecer en armonía sus elegantes matices frutales y florales. Ideal como digestivo o por puro placer.