El que suscribe indaga entre consumidores de vino de fuera de nuestro entorno más próximo sobre el conocimiento de los elaborados con Bobal y va y le responden con otra pregunta: si es una uva blanca o negra... Vale.

Y es que a la Bobal se le presta muy poca atención en prensa especializada, mucha menos de la que merecería la varietal que ocupa la tercera parte del viñedo español por extensión, tras las Airén y Tempranillo. Es originaria de la comarca de Requena-Utiel que, durante muchos años, dio buenas rentas a viticultores y bodegueros, un cultivo que se extendió por tierras de Cuenca y Albacete. Los que cultivan viñedos para elaboración de vinos industriales hace mucho que reestructuraron los campos hacia otras varietales que demanda el mercado. Pero los que embotellan vinos de buena calidad han preservado las viñas que plantaron sus antepasados.

En Bodegas Vega Tolosa son cuarta generación de viticultores y bodegueros en Casas Ibáñez, en la ribera de La Manchuela albaceteña. Poseen dos parcelas con las Bobal más antiguas de su término, plantadas en 1940 en un terreno arcilloso, con gravas y arenas sobre fondo calcáreo y cantos rodados. Con estas uvas hacen un vino que fermenta con levaduras silvestres, sin aditivos enológicos; y Juan Miguel Tolosa, Gerente y winemaker de esta bodega familiar, cata periódicamente las 250 barricas de roble francés en las que se cría para seleccionar las 55 mejores y crear una edición limitada de 16.600 botellas del Finca Los Halcones, un tinto de color rojo picota con tonos violáceos, que ha reducido su permanencia en barrica hasta los 12 meses. Tiene aromas a frutas rojas y negras, balsámico, con notas minerales y de plantas aromáticas. Paladar carnoso, sabroso, con sensación a fruta fresca, equilibrado y fácil de beber. Un vino para conocer.