Algo está cambiando en el mundo del vino en España. Durante décadas se ha incentivado la producción a gran escala, restando visibilidad a la singularidad de muchos de nuestros viñedos y apostando por maximizar la productividad por encima de la calidad; pero desde hace ya algunos años una nueva generación de viticultores y bodegueros han dado un paso al frente para exigirse mayor compromiso con el entorno, replanteando sus explotaciones agrarias para adaptarse a una viticultura familiar a escala humana y preservando la tipicidad y diversidad de los viñedos españoles para hacer vinos fieles a su origen.

Estos días ha comenzado a dar sus primeros pasos «Futuro Viñador» una asociación fundada por 16 bodegas: las riojanas Artuke, Ostatu, Compañía de Vinos Telmo Rodríguez y Remelluri; las gallegas Zárate, Algueira y Guimaro; Dominio del Águila (Ribera del Duero) Raventós i Blanc (Cataluña), Suertes del Marqués (Canarias), Dominio del Bendito (Toro), Casa Castillo (Jumilla), Ponce (Manchuela), 4 Kilos (Baleares), la navarra Domaines Lupier y la valenciana Celler del Roure. El colectivo está presidido por Eulogio Pomares (Zárate) y ya han programado sus primeras actividades (la participación en el salón Viñateros de Londres donde han defendido su manera de entender el mundo del vino; y un taller de construcción y reparación de muros de piedra seca que se va a celebrar a finales de marzo en Ribeira Sacra).

Pablo Calatayud, de Celler del Roure, es uno de los miembros del colectivo. El enólogo entiende que se ha emprendido un camino que ya «no tiene retorno. Hemos de autoexigirnos mayor compromiso para poner en valor nuestro patrimonio vinícola en base a los parajes más excepcionales y elaborar vinos lo más naturales posibles que reflejen la esencia del paisaje donde nacen». Para Calatayud, Futuro Viñador resume los valores que bodegas como la suya han defendido, hasta ahora, de manera individualizada, para garantizar la supervivencia de los zonas rurales y darle un futuro mejor a las siguientes generaciones. No buscan ser un ejemplo, pero sí un estímulo para que más viñadores se sumen a esta revolución silenciosa del vino.