Hartas. De no ser respetadas, de vivir con miedo, del sistema patriarcal, de la violencia sexual, reproductiva, obstétrica, de la judicatura machista, la brecha salarial, la explotación reproductiva, la ineficacia institucional y muchas más violencias contra las mujeres. Incluida la expresión más cruda de este machismo: los feminicidios.

Este es el mensaje que lanzaron ayer miles de mujeres y hombres en un recorrido por las calles de València en una manifestación con motivo del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres que tuvo un grito unánime, colectivo e inequívoco: Basta ya. La marcha, convocada por el Moviment Feminista de València y que llevaba por lema «Fartes de totes les violències masclistes», partió de una Porta de la Mar iluminada de color morado algo después de las siete de la tarde. Un monumento emblemático al inicio de la calle Colón de València que comenzó a quedarse atrás mientras las miles de personas que participaron iniciaron la marcha. Con un claro componente reivindicativo, la comitiva estuvo encabezada por un grupos de supervivientes a esta violencia machista, mujeres con discapacidad y decenas de pancartas con el lema «hartas de».

Subir el tono de voz

Gisele y Míriam estaban ayer en primera fila. Son de la asociación Alanna, una entidad que lucha contra esta violencia machista. «Hoy —por ayer— nos concentramos para subir el tono de voz y hacernos escuchar. Estamos cansadas de la violencia y la desinformación que hay al respecto. Queremos un cambio y un cambio real. Ya», comentaba a este periódico Gisele. Miríam, por su parte, añadía que en las actividades en los centros escolares se ha dado cuando que el problema de raíz es la educación. «Hay que educar en el respeto y la igualdad, los alumnos cuando escuchan testimonios cercanos se dan cuenta que no son conscientes de la proximidad y cotidianidad de esta violencia machista, que no está exenta en ninguna clase social, edad, religión o titulación. Todas la podemos sufrir». «Tranquila, hermana, aquí está tu manada», se oía ayer con la batucada de fondo y al ritmo avanzaba la comitiva en dirección a la Plaza del Ayuntamiento. Un grupo de chicas jóvenes aplaudían. «Es necesario salir a la calle para denunciar una violencia sistémica contra nosotras en todos los ámbitos y que nos demos cuenta de que no estamos solas y que compartamos esta lucha como si fuéramos una», añadían a este diario.

«Ya está bien, hay que gritar»

Teresa tiene 78 años y ha venido con compañeras de su asociación. Dice que lleva toda la vida en la lucha feminista «y aquí seguiré». «No puede ser que una parte de la sociedad tenga unos privilegios que nosotras no tenemos, ¿por qué tenemos que ser violentadas por ser mujeres? Ya está bien, aquí lo gritamos juntas. Alto y claro», sentenció a Levante-EMV. La manifestación atraviesa Xàtiva, Estació del Nord y Marqués de Sotelo. Finalmente, la Plaza del Ayuntamiento. Poco a poco se fue llenando a medida que las diferentes secciones integrantes se unían a la concentración. «Dones, baixeu, veniu, canviarem el món amb les nostres idees, som la força dels feminismes», se escuchaba por un altavoz. Una vez estuvieron todas, tras nombrar a las 68 mujeres asesinadas en el último año y a los cinco niños y niñas, una mujer superviviente de la violencia leyó el manifiesto. «Exigimos que se conozcan todas las violencias que sufrimos las mujeres y se ponga solución. A la mercantilización en la explotación reproductiva, a una legislación abolicionista (sin puteros no hay prostitución), a la violencia obstétrica, a la justicia patriarcal (ya está bien), necesitamos recursos de protección y políticas que ataquen de raíz a esta violencia, que den una garantía de que no habrá impunidad y protejan a las supervivientes», dijo a viva voz la representante. También que los hombres y los jóvenes rompan la cultura de la desigualdad: «La igualdad también se aprende», sentenció, seguida de aplausos de las miles personas presentes.

Todas estas prácticas (y muchas más), dijo la interlocutora, convergen en que la violencia contra las mujeres «es una vulneración de los derechos humanos que no puede tener cabida en una sociedad democrática». «El machismo nos mata. Queremos una vida libre de machismo». Y así, con una ovación a la ponente, a la igualdad, a la fuerza y, en definitiva, a la vida libre de machismo, cientos de mujeres desalojaron la plaza. Juntas y más fuertes que nunca.