El presunto asesino machista de Alzira se refugió en casa de una hermana en Chella

El detenido, Eduardo J. R., ha sido apresado a las 14.05 horas de este viernes en el municipio de Chella, situado a unos 43 kilómetros de Alzira, y posteriormente la Guardia Civil ha entregado al detenido a la Policía Nacional de València, según han señalado las mismas fuentes. Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, el presunto autor de este asesinato machista se había refugiado en una casa semiabandonada de una hermana suya, en Chella, pero la Policía no lo había podido localizar en ese domicilio, sobre cuya existencia ya les había advertido la familia de la víctima.

Varios vecinos le habían avistado por el monte

Su detención ha sido posible gracias a la colaboración ciudadana, ya que el ayuntamiento había puesto sobreaviso a toda su plantilla tras recibir una información vecinal de que se le había visto merodeando por la sierra de Chella, cerca precisamente de donde está la casa de su hermana. Además, se contaba con una descripción: llevaba una camiseta de color naranja y una gorra.

Gracias a eso, la trabajadora municipal que lleva el banco de alimentos de Chella ha sospechado de él cuando ha acudido poco antes de las dos de la tarde en busca de comida. La mujer, que ha desconfiado de su actitud, se ha alertado al ver que no era del municipio y que llevaba una gorra como la descrita por los testigos, por lo que ha llamado a la Policía Local y la agente que ha acudido le ha pedido que se identificara, momento en que el presunto asesino ha salido corriendo, aunque la policía lo ha interceptado y arrestado instantes después en una calle del municipio.

Un concejal colaboró en la custodia del detenido

Además, le ha prestado colaboración el concejal de Chella y exdiputado de Carreteras Pablo Seguí para mantenerlo inmovilizado hasta la llegada de la patrulla de la Guardia Civil de Enguera que se ha hecho cargo del detenido. El edil ha visto a la agente de la Policía Local sola con el sospechoso y, aunque ya lo tenía reducido y esposado, ha parado su vehículo para permanecer a su lado hasta que se lo llevaran, por si trataba de huir de nuevo, han confirmado fuentes municipales. Al parecer, Eduardo J. R. no se ha mostrado agresivo en ningún momento.

Tras su apresamiento, la patrulla lo ha llevado al cuartel de Xàtiva, donde se le ha identificado, y posteriormente se ha hecho cargo de él el grupo de Homicidios de la Policía Nacional, que lleva el caso desde el principio.

El cuerpo sin vida de Amparo Montalvá fue encontrado por su hija en el gallinero de la casa, a última hora de la tarde del pasado 8 de junio en una casa aislada del término municipal, y desde entonces se buscaba a su pareja, Eduardo J. R., que se encontraba en paradero desconocido. En un primer momento, la Policía Nacional barajó que se hubiese suicidado, pero después de los primeros rastreos por las inmediaciones -no tenía ni dinero ni vehículo- y el paso de los días, esa hipótesis empezó a perder fuerza en beneficio de la sospecha de que había huido y se mantenía oculto en algún lugar conocido por él, como finalmente se ha confirmado.

Fue la hija mayor de la víctima, de 26 años, quien se topó con el cuerpo sin vida de su madre sobre las ocho de la tarde del martes, tal como adelantó Levante-EMV. La joven había ido al mediodía a llevarle comida, sobre las tres de la tarde. Al entrar en la vivienda, ya no vio a su madre y tampoco a su compañero sentimental, por lo que dejó la comida en la cocina y se fue a trabajar, sin que esas ausencias la alarmasen, ya que no había ninguna señal de lucha dentro de la casa.

Fue después, al salir del trabajo, cuando volvió a pasarse por la vivienda, ubicada al borde de la carretera CV-41, en la partida de la Materna, cuando empezó a inquietarse, ya que su madre seguía sin estar en la casa y todas las luces estaban apagadas. La chica fue a la parte trasera para recorrer el patio y el gallinero, y fue allí donde la encontró ya inerte y cubierta de sangre, por lo que llamó al 112 y pidió ayuda urgente. La autopsia confirmó al día siguiente que había muerto desangrada por las graves heridas causadas en el cuello con un cuchillo de cocina hallado cerca del cuerpo.

El ahora apresado la dejó agonizante y huyó dejándola abandonada después de cambiarse de ropa y pedir un vaso de agua en casa de unos conocidos.