Cinco ingenieros y técnicos superiores en Telecomunicación, Redes e Informática de la Guardia Civil introdujeron ayer en el juicio, durante su explicación de cómo triangularon las andanzas del presunto asesino en serie Jorge Ignacio P. J. a partir de los datos de su teléfono móvil encriptado, el intervalo temporal, callado por el acusado, en el que permaneció durante tres horas en algún punto entre Senyera y Beneixida.

El hecho de que en su única declaración hasta la fecha, la que hizo tras entregarse en el cuartel de Carcaixent en la madrugada del 4 de diciembre de 2019, después de permanecer 21 días fugado callara su presencia en ese punto, que solo fue conocido precisamente a partir del análisis de geolocalización llevó a los investigadores de Homicidios al convencimiento de que ese fue el momento y el punto en el que se deshizo del cadáver de Marta Calvo, y no descuartizándola en su casa de Manuel y arrojando luego los restos en nueve bolsas de basura a contenedores de Alzira (seis) y de Silla (tres).

De hecho, uno de los últimos rastreos, infructuoso, se realizó en esa área a principios de octubre pasado, precisamente después de que llegara el informe de los especialistas del Grupo de Apoyo Técnico Operativo (GATO) de la UCO que ayer expusieron ante el jurado sus hallazgos.

Ese es el más relevante de todos. El resto vendrían a confirmar la versión que aportó Jorge Ignacio P. J. cuando se entregó, y que los investigadores consideran preparada y estudiada, bajo asesoramiento, durante los 21 días en que permaneció huido, recorriendo distintos puntos de València y de Alicante en un periplo obtenido a partir de las conexiones de su teléfono a las antenas pero que no ha servido para saber con quién estuvo, quién lo cobijó y quién le dio cobertura.

Así, del estudio de los datos de conexiones a las antenas de telefonía móvil, los ingenieros consideraron compatible el itinerario que ‘confesó’ con el seguido por su terminal, u n Aquarius BQ con el sistema operativo alterado para introducirle el sistema de encriptación EncroChat, algo que «solo utilizan narcotraficantes y delincuentes de grupos de crimen organizado», reiteraron ayer los cinco agentes del GATO basándose en su amplísima experiencia.

El periplo existió, pero ¿para qué?

Ese teléfono, lo llevase Jorge Ignacio P. J. u otra persona, estuvo a las horas que él dijo tanto en Alzira como en Silla, aunque eso no prueba que fuese para arrojar los restos de Marta a los contenedores, solo que estuvo en ambos municipios a la hora que dijo haber estado allí.

También confirma el teléfono que estuvo en l’Olleria la tarde del jueves, día 7, cuando compró las sierras, las bolsas de basura y los guantes, y en Massanassa la tarde del viernes, día 8, cuando dijo haber tirado las sierras en un contenedor y haber comprado en Leroy Merlin un bote de desatascador y otro de detergente con amoniaco para, según él, limpiar la ducha donde aseguró haber descuartizado a la joven de Estivella.

Sin embargo, no hay una sola evidencia de ese desmembramiento, como dejaron claro el miércoles los peritos que inspeccionaron y desmontaron por completo ese baño hasta concluir que era «imposible» que en esa ducha se hubiera descuartizado a persona alguna.

Por tanto, el estudio telefónico solo refleja que el periplo se hizo, pero no que se arrojasen los restos a los contenedores. Y esos son los movimientos que él confesó, mientras que su estancia de tres horas, entre las 11.00 y las 14.00 horas del jueves, día 7, en Senyera, «con el teléfono desatendido y en situación estática», la ocultó por completo. ¿Por qué? Solo el acusado, que ayer se giró en redondo y con fuerte interés para observar en el monitor el mapa de la zona sobre el que los agentes plasmaron esa cobertura, ese tiene la respuesta.

A las evidencias que niegan el descuartizamiento en el baño, se suma la imposibilidad de que los restos llegasen a las plantas de tratamiento, algo que también quedó claro en la sesión del miércoles. Y ayer, volvió a verse con claridad ese hecho con la declaración del responsable de tratamiento de residuos de Guadassuar, adonde habrían llegado la seis bolsas con fragmentos de entre 6 y 7 kilos de peso. No solo expuso de nuevo el proceso, sino que añadió dos datos nuevos que aún refrendan más que el acusado mintió: el foso había sido vaciado precisamente el día 7 y noviembre es, según reflejan las gráficas desde 1989, el mes en el que entra menos basura «porque es una planta estacional, la mayor parte de la basura entra en verano y en fines de semana».

Y tampoco llegaron las otras tres bolsas al vertedero de Dos Aguas. Un agente de Homicidios volvió a detallar ayer, con pelos y señales, el rastrillado milimétrico durante ocho largos meses de 16.800 toneladas de balas de basura procedentes de Quart de Poblet que se abrieron e inspeccionaron por trabajadores y guardias civiles bajo la supervisión de los especialistas de Policía Judicial. «Allí no estaba el cuerpo de Marta, estoy convencido. La búsqueda fue reposada y minuciosa», cerró.

La madre vuelve a no declarar

Por último, declaró un agente del laboratorio de Criminalística de València que, junto a un compañero, encontró, durante la inspección ocular con rastreo de luces forenses y otras técnicas para detectar ADN y fluidos del piso del acusado en l’Olleria, el pantalón vaquero de Jorge Ignacio P. J. con una mancha de sangre de Marta Calvo en la que había mezclado el perfil genético de la chica con el de su presunto asesino. El agente describió con todo lujo de detalles el interior de la vivienda, en la que les sorprendió el exquisito orden y limpieza. «Las prendas estaban perfectamente lavadas, planchadas y colocadas por tipo de prenda, tanto en el vestidor como en el resto de los armarios. Toda la casa estaba muy aseada y ordenada». Incluso una de las tres habitaciones, que tenía la cama desmontada, tenía ropa perfectamente clasificada y colocada sobre el canapé apoyado en el suelo.

El juicio, en el que finalmente no hablará la madre de Jorge Ignacio P. J. tras anunciar su abogada que la progenitora, citada para el lunes, se iba a acoger, de nuevo, a su derecho a no declarar contra su hijo, prosigue hoy con los expertos del departamento de Biología de la Guardia Civil.