Cada 20 minutos, los juzgados valencianos recibieron una denuncia por violencia machista durante el segundo trimestre de este en la C. Valenciana. Son 3,2 casos cada hora. En el mismo periodo del año pasado fueron 2,6. En cifras absolutas, el territorio valenciano ha experimentado, de nuevo, un incremento en el número de denuncias por violencia de género: de 5.656 entre el 1 de abril y el 30 de junio de 2021, a 6.909 en el mismo periodo de 2022, un 22,2 % más.

Esa imparable tendencia al alza desde hace casi una década, al menos en la C. Valenciana –en otras autonomías ha habido altibajos–, se mantiene no solo en el número de denuncias, sino también en el de víctimas. El informe estadístico que recoge la evolución de la violencia machista del Observatorio contra la violencia doméstica y de género del Poder Judicial cifra en 6.252 mujeres víctimas de ese tipo de maltrato por parte de sus parejas o exparejas en el citado periodo. Son 663 más de las que registraron los juzgados valencianos en esos tres meses de 2021. En término porcentuales, un 11,9 % más. De hecho, la tasa de mujeres víctimas de maltrato por cada 100.000 habitantes también ha vuelto a subir: la C. Valenciana continúa ocupando el tercer puesto con un 24,2, por detrás solo de Murcia y Baleares.

También se ha incrementado, en este caso gracias a las modificaciones que ha introducido la Ley de la infancia y la adolescencia en el marco jurídico. Así, en este segundo trimestre, los juzgados han retirado la custodia a los maltratadores en 153 casos, algo que los colectivos feministas consideran insuficiente, dado que, en muchas ocasiones, se trata de medidas cautelares y sujetas a una orden de protección. Es decir, que tienen fecha de caducidad: cuando vence el plazo, el menor vuelve a estar expuesto al riesgo de la violencia vicaria.

Por lo que respecta a los malbaratadores que han llegado a juicio, en este segundo trimestre de 2022 se ha reducido en un 71 % el número de condenados, pero la buena noticia es que ni uno solo de cuantos se sentaron en el banquillo fue absuelto –en 2021, la tasa de exoneraciones fue de casi un 30 %–.

Otra cifra que demuestra que los pasos hacia adelante para erradicar la violencia machista son firmes es que, de nuevo, desciende el número de renuncias de las víctimas, que se produce cuando se acogen a su derecho a no declarar contra su maltratador, actitud que siempre esconde el miedo a que las instituciones no la respalden y a que la denuncia le plantee más problemas que soluciones no solo a ellas, sino, sobre todo, a sus hijos. 

En este sentido, el descenso global ha sido leve, de apenas un 1 %, pero, si se analiza por procedencia de la víctima, se observa la importancia del miedo al futuro: el número de españolas que no quiso seguir adelante bajó en un 50 %; por contra, entre las víctimas extranjeras, las renuncias aumentaron un 24 %, algo que deberá ser corregido con actuaciones concretas para hacer que las migrantes también confíen en la protección institucional.

Un apunte más para las correcciones: la inmensa mayoría de las denuncias continúan llegando de la propia víctima ante la policía (4.070) o de esta en intervenciones policiales (1.021), mientras que el entorno familiar está lejos de sumarse a la lucha: entre abril y junio, solo 150 llegaron por esa vía. Eso, ante la policía. A los juzgados presentadas directamente por un familiar solo llegaron 2 denuncias (de casi 7.000).

La buena noticia es que las denuncias interpuestas por servicios de asistencia o de terceros en general (un vecino, por ejemplo) han crecido un 358,1%, al pasar de 186 a 852. Ese es el buen camino.