El catalán Marc Soler era cabeza de carrera en solitario en la novena etapa de la Vuelta a España, pero de repente, una orden de su equipo, cambió radicalmente las cosas. El Movistar Team ordenó parar al corredor, que iba con ventaja para afrontar el tramo final de la subida al Cortals d'Encamp.

El equipo consideró que era mejor que Soler ayudase a Nairo Quintana, que llegaba con Tadej Pogacar a su rueda y de esa manera, el colombiano ampliaría la diferencia con el resto de favoritos.

La estrategia no gustó al ciclista catalán que empezó a hacer aspavientos para mostrar su enorme berrinche. Además, no tuvo el efecto esperado ya que Pogacar se hizo con la novena etapa.