Entrevista | Lamine Thior Cómico y actor

“Entendemos nuestra propia cultura como si fuera la única que existe”

Su infancia no fue sencilla, pero el cómico y actor supo transformar sus vivencias en humor para denunciar y reivindicar las situaciones racistas que, en ocasiones, viven muchas personas migrantes. 

El cómico Lamine Thior.

El cómico Lamine Thior. / Levante-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

Nacido en Senegal, Lamine llegó a Algeciras cuando sólo tenía dos años. Aunque estudió Turismo, decidió adentrarse en el mundo del humor y la interpretación para romper con todos los prejuicios y estereotipos. Hoy debate en La Mutant, dentro de la programación LabdeSeries, junto a la humorista Asaari Bibang y el actor y modelo Michael Arhin sobre la diversidad de personajes en las series.

Se encuentra inmerso en varios proyectos como la presentación de su monólogo “Más que palabras”. ¿Cómo nace esta idea?

Un día entré en un debate con un amigo lingüista sobre si las palabras creaban realidades o las describían solo. Yo soy de las personas que piensan que las palabras crean realidades, que tienen que ver con lo que digan, las frases que digan, ya que tú vas poniendo imágenes en la cabeza de la gente. Mi amigo me pidió que le pusiera ejemplos y empezó a reírse con los ejemplos que le estaba poniendo. Me dijo que alguien debería hacer un monólogo sobre esto. En el monólogo, hacemos un análisis, en tono de comedia, sobre cómo se crean las palabras, cuáles son las palabras de cada una de las generaciones... Y, sobre todo, hay muchas reflexiones y mucha risa.

Hay palabras que marcan a una generación.

Es así. Cada generación siempre ha pensado que la palabra o las frases que han dicho eran lo más moderno que iba a haber, pero ahora escuchamos “efectiviwonder” y huele a añejo.

Indagando en su biografía, he descubierto que estudió Turismo, pero trabaja como actor, cómico y artista. ¿Cómo se produce ese cambio?

Primero estudié Turismo. No voy a ser yo la persona que diga a la gente que no estudie Turismo, pero si podéis, no lo estudiéis. Estudié Turismo porque pensaba que iba a viajar. Así de equivocado estaba. Cuando me puse a trabajar de prácticas en la Oficina de Turismo, siempre tuve el gusanillo porque me gustaba actuar. Cuando me vine a Madrid, hice un curso de interpretación y empecé a subirme a los monólogos porque mis amigos me apuntaron a uno sin avisarme.

Y ahora viajas más que si te hubieras dedicado al turismo.

A esa conclusión llegué el otro día. A lo mejor me muevo en la misma semana tres veces. Le dije a mi compi de piso que estaba cansado. Y me dijo: '¿No era lo que tú querías? ¿Tú no habías estudiado Turismo para esto?' No estoy trabajando de ello, pero supuestamente estoy viajando.

¿Cree que ahora es más difícil hacer humor?

Depende de cada cómico, de su perspectiva del humor. A mí me parece que ahora el público tiene más criterio y hay partes del público y de la población que te puede manifestar que no le gusta algo que estás diciendo. Antes eso no existía. Antes alguien podía decir algo que no te gustara y tú te lo tragabas. Ahora para mí es más complejo o puede ser más complejo. De todas formas, siempre hay público para todo. A mí, por ejemplo, el tipo de humor que me gusta a mí es un humor que tiende a la recepción y que la gente salga diferente a cómo entró. Para mí el hecho de que ahora sea más complejo es un reto. Te obliga a ser más ingenioso. Hace 3.000 años ser cómico en la Antigua Roma era cortar a la cabeza a uno y la gente se reía. Ahora ya no.

¿Cuáles son los límites que se marca a la hora de hacer humor?

Para mí el humor no tiene límites, pero considero que si vas a hablar de realidades que no te atraviesan de ninguna de las maneras, infórmate, porque informarte no cuesta tanto realmente. Y creo que la comedia que funciona de verdad es la comedia que viene desde el conocimiento. ¿Por qué alguien de València puede contar chistes o anécdotas sobre València a un nivel de precisión tan grande que el resto del público valenciano lo entiende? Porque esa persona es de València y entiende la cultura, los dobles sentidos… Es una cuestión de conocimiento. El límite que existe está en el conocimiento, en aprender. Y yo cuando quiero hablar de cosas de las que yo no vivo, el hecho de investigarlas me sirve para que mi comedia sea mucho más fina y me sirve para aprender como ser humano.

Echando un vistazo a sus redes sociales, más allá del humor también hay una parte muy reivindicativa. ¿Cree que es una buena herramienta para ser altavoz?

Las redes son como un lienzo en blanco, es la mejor herramienta para aquello que tú quieras hacer. Es una herramienta fantástica para poder concienciar a la gente y es una herramienta también fantástica para propagar odio también. Depende muchísimo de lo que tú quieras, de lo que esperes y de lo que realmente tú quieras aprender y que quieras ver realmente. A mí personalmente me parece un medio bueno porque ahora tengo más proyección, más exposición... Antes había muy pocos medios convencionales que me hubieran dado espacio para poder hablar de estas cosas realmente. Creo que la red al final es una demostración empírica. La red para mí es uno de los grandes avances a nivel de tecnología y de humanidad, pero depende de para qué lo quieras. Si quieres aprender, tienen muchas cosas de las que puedes aprender a través de la red, de muchos contenidos y de los que puedes reírte, pasarlo bien. Y si quieres envenenarte, pues también lo tienes.

¿Se ha enfrentado a ese odio y racismo que hay en las redes?

El anonimato de las redes incita a este tipo de cosas. Al final es una cuestión de aprender a gestionarlo. En caso contrario, yo siempre digo que pida ayuda, que vaya a terapia, que hable con alguien y si verdaderamente te está afectando muchísimo, quítalas. Vuelve cuando tengas que volver o bloquea, pero no tienes por qué aguantarlo. Hay que investigar el origen y la construcción y estructura mental de cómo se construye un pensamiento, es algo que siempre me ha llamado mucho la atención. Eso tiene que ver con sociología y con antropología, y también con psicología, por supuesto. Para mí, que una persona diga eso, realmente lo que me está dando a entender que esta persona desde su realidad introspecciona hacia él mismo. Simplemente estás hablando y verbalizando tu realidad, tanto la parte positiva como la negativa. Así es como tú vas sanando. Pero el problema es que estamos muy adoctrinados para reprimir todo el rato. No quejarte parece que es la solución de los problemas y realmente al final no quejarte lo único que te hace es meter las cosas debajo de la alfombra. Después tenemos a los abuelos con 70 u 80 años, que no hablan de nada, no pueden tener ningún tipo de conversación porque llevan tantos años reprimiendo cosas que al final dejan de ser humanos funcionales.

Nació en Senegal y se crió en Algeciras. Cuénteme un poco cómo fue su infancia porque siempre ha reivindicado lo luchadora que fue su madre.

Siempre digo que le debo todo a mi madre. Mi padre murió cuando yo tenía dos años en un accidente en Huelva. Él era pescador. Con los años lo vas viendo. Yo tuve una infancia feliz, pero, a medida que te vas haciendo más mayor y vas viendo lo complicada que es la vida adulta, ya vas empezando a valorar el trabajo de tus padres. A mí me cuesta sobrevivir yo solo. Ella me facilitó muchísimas cosas, trabajó muchísimo para que yo pudiera leer, estudiar y todas mis inquietudes que tenía de niño “friki”. Me he criado entre la multiculturalidad, que es maravillosa. Me he criado aquí en España, pero mi madre es senegalesa. Eso me ha permitido ver las dos culturas. Lo más complicado es salir de nuestra propia cultura, porque nuestra propia cultura nos rodea por todos los sitios desde que tenemos un poco de razón. Por lo tanto, entendemos nuestra propia cultura como si fuera lo único que existe. Cuando tú te crías con varias culturas, eres consciente de que existen varias. Ves muchas cosas desde fuera. Hay cosas de la cultura senegalesa que a mí me sorprendían por haberme criado aquí. 

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