M. J. Mascarell, Pego

La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias en la que se reconoce que el ruido viola los derechos fundamentales de los vecinos y que puso en peligro la celebración de las fiestas de las Islas, podría crear un precedente a la hora de tomar medidas para evitar malestar entre los ciudadanos. De hecho, el Ayuntamiento de Utiel ha decidido trasladar el baile de carnaval fuera del pueblo por la presión vecinal a respetar su descanso. Y, ahora en Pego, el alcalde, Carmelo Ortolà, no ve con malos ojos habilitar un recinto fuera del núcleo urbano para celebrar el fin de las fiesta, es decir, la noche de Carnestoltes después de los altercados registrados la noche del sábado.

Cabe recordar que la jornada acabó con la asistencia de 30.000 personas a una de las fiestas más arraigadas en la Comunitat Valenciana. Pero la elevada participación también acabó con un total de 70 personas que tuvieron que ser atendidas por los servicios de sanitarios a causa del excesivo consumo de alcohol y las hasta 17 peleas multitudinarias que se registraron durante toda la noche. Las agresiones este año aumentaron respecto al Carnestoltes de 2006 así como los desperfectos en mobiliario urbano y propiedades, según el alcalde de Pego, Carmelo Ortolà.

Ante este panorama, el primer munícipe aseguró ayer a Levante de Alacant que desde su punto de vista deberían tomarse medidas de control para evitar los altercados. De hecho, Ortolà apuesta por «sacar del núcleo urbano el final de la fiesta de Carnestoltes» . Una alternativa que, según el alcalde, serviría para «controlar mejor» a los participantes y evitar peleas y actos vandálicos en propiedades municipales y privadas. Sin embargo, «el desfile y otros actos sí que podrían seguir celebrándose por las calles de Pego» .

En este sentido, el alcalde popular optaría por habilitar un espacio de grandes dimensiones fuera del casco urbano como El Clot o Adzaneta para celebrar la noche de Carnestoltes. De esta manera, «se conseguiría un lugar controlado, aumentando así la seguridad» .

Sin embargo, el alcalde de Pego es consciente de que esta medida podría «herir sensibilidades» puesto que el Carnestoltes pegolí «está muy arraigado en el municipio» . De hecho, se trata de una fiesta que este año ha celebrado su XXVI edición y que sólo el franquismo pudo dejarla en la oscuridad. Y el núcleo urbano de Pego siempre ha cobijado esta celebración año tras año. Ahora, si el alcalde toma la decisión de trasladar la fiesta fuera del pueblo, la tradición se vería vulnerada en aras de una mayor seguridad para los asistentes.

Desperfectos

Además, el alcalde de Pego aseguró ayer que son muchos los vecinos que ya se han quejado al ayuntamiento por los desperfectos sufridos en sus viviendas y vehículos por culpa de los actos vandálicos registrados durante la noche de Carnestoltes.

Ortolà apuntó ayer que los vecinos que han sufrido daños en sus propiedades deberán reclamar en el consistorio y «si están relacionados directamente con la fiesta, el ayuntamiento deberá asumir las reparaciones» . En este sentido, el Ayuntamiento de Pego tendrá que llevar a cabo las pertinentes averiguaciones para evitar saldar daños que no ha provocado el Carnestoltes.

El alcalde especificó ayer que los desperfectos se centran en ventanas y puertas de casas así como retrovisores y lunas de coches rotas.