La «chapa y pintura» de las escuelas siempre ha dependido de los consistorios y así sigue siendo. En la actualidad, el mantenimiento y la conservación de los centros públicos de Educación Infantil y Primaria corre a cargo de los ayuntamientos, desde la pintura, hasta el cuidado de los patios y otros pequeños arreglos. Pero esta labor no es solo actual, ya viene de lejos. Hace cuarenta años, «donde no llegaba el Estado, llegaban los ayuntamientos». Lo explica Wilson Ferrús, profesor de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universitat de València. «Parte de los presupuestos municipales se destinaba a mejorar las condiciones de las escuelas», apunta. Asimismo, además del mantenimiento de estos centros, los gobiernos municipales también apostaron por «las escoletes infantiles, la formación de adultos y todo lo que no era educación formal, como las bibliotecas», detalla.

Los ayuntamientos, según destaca Ferrús, también han sido pieza fundamental para mejorar las infraestructuras escolares, ya que «hicieron un esfuerzo económico muy importante en crear espacios donde practicar Educación Física y por la enseñanza de la Música», asegura. De la misma manera, los gobiernos locales tampoco han dudado en arrimar el hombro cuando ha sido necesario. Como muestra, las escuelas municipales -aparecidas en la primera mitad del siglo XX- que en algunos casos han llegado hasta nuestros días, como ocurre en València con los CM Benimaclet, Santiago Grisolía y Fernando de los Ríos. Estos centros surgen cuando algunos ayuntamientos toman la iniciativa y deciden suplir la falta de escuelas estatales.

Por otro lado, y en colaboración con entidades sociales y culturales, algunos consistorios impulsaron la enseñanza del valenciano, después de la dictadura, «fuera de los colegios y sobre todo entre la población adulta», detalla el profesor. Además, es imposible echar la vista atrás para buscar la semilla de la actual escuela en valenciano y no pensar en las Trobades d'Escola Valenciana. Estas fiestas por la educación pública y la lengua se celebran desde hace 34 años y no se podrían realizar sin la colaboración de los municipios que, cada curso, acogen la cita y preparan una multitud de actividades que ya mueven a más de 200.000 personas, entre escolares, docentes y familias.

Y de los niños y niñas a los jóvenes, ya que estos 40 años también han sido los de la salida de las universidades a las comarcas. En concreto, la Universitat Politècnica de València tiene campus en Gandia y Alcoi, y la Universitat de València, en Ontinyent, además del de Paterna-Burjassot.

Ahora, los ayuntamientos se enfrentan a un nuevo reto, de la mano de la Conselleria de Educación, el de llevar a buen puerto el «Pla Edificant», que de 2018 a 2024 prevé transferir 1.000 millones de euros, y al que ya se han adherido 253 municipios para hacer 529 actuaciones. Desde 2017, esta alianza de la Generalitat y los consistorios multiplica el poder de la conselleria para hacer realidad la construcción y remodelación de los centros, dejando que sean los ayuntamientos -tanto pequeños como grandes- quienes liciten y adjudiquen la redacción de los proyectos y supervisen el desarrollo de las obras. En siete años, se espera que «Edificant» mejore la mitad de los 1.420 centros educativos valencianos; es el efecto multiplicador de sumar fuerzas entre administraciones.

Todo esto, sin olvidar que, en la actualidad, hay 247 escoletes municipales y que los consistorios tienen voz y voto en los consejos escolares, además de en la elección de la jornada intensiva, que han de certificar. En general, la de los ayuntamientos es una ayuda «muy importante» y que «facilita mucho el día a día» en los colegios, según apunta Joaquina Barba, presidenta de l'Associació de Directores i Directors d'Infantil i Primària (Adip-PV).