Los 40 años de democracia municipal de l'Horta se han caracterizado por la pugna entre el crecimiento urbanístico impulsado por promotores y consistorios, en muchos casos, y la reivindicación de un mayor equilibrio territorial, por parte de organizaciones ciudadanas. La construcción de dotaciones públicas educativas, deportivas, sociales y sanitarias, que caracterizó los años 80 y 90 del pasado siglo, junto a la redacción de la mayoría de Planes Generales de Ordenación Urbana para corregir los desmanes del desarrollismo, dieron paso con la entrada de la década de los 2000 a una nueva fiebre constructora y de macroproyectos como Nou Mil·lenni o Gran Manises, que posteriormente los tribunales o la crisis tumbaron. Frente a ello, cobró fuerza un movimiento proteccionista de la huerta y, en los últimos años, son muchos los planes municipales para ponerla en valor como el del Ayuntamiento de Meliana, que ha creado una marca propia agrícola. En materia industrial, l'Horta ha sido escenario de la implantación y crecimiento de nuevas áreas empresariales (algunas de referencia como el Parc Tecnològic y Táctica, en Paterna) que se han sumado a las anteriores, unido a la cohesión de las agrupaciones locales, cada vez más reivindicativas. En comercio, las estructuras tradicionales de pequeños establecimientos han convivido y se han reinventado con mil estrategias, mientras crecían macrocentros en lugares como Alfafar y Aldaia o asistían a la llegada de gigantes como Ikea o Bauhaus. En el terreno del medio ambiente, una de las principales batallas que se ha librado fue la de la declaración por parte del Consell del Parc Natural del Túria, que se vio complementada con el desarrollo del plan del Parque Fluvial del Túria por parte de la Confederación Hidrografica del Júcar. También destacan, en estos 40 años, algunos procesos de recuperación patrimonial que han hecho historia como la restauración de la Torre de Torrent con toda la campaña de excavaciones, la expropiación del Castell de Alaquàs o el logro de la cesión de la Torre de Espioca, en Picassent. Asimismo han aumentado las denuncias sobre el patrimonio rural y urbano que se ha ido perdiendo. En el terreno sanitario, destaca la construcción de un nuevo hospital, el de Manises, cuya gestión privada ha sido cuestionada. Y en infraestructuras, el soterramiento de las vías en Quart y Manises, mientras que ahora se acomete el de Burjassot. El final de las cuatro décadas ha estado marcado por hitos como la construcción de un centro de la ONU en Quart de Poblet, el fortalecimiento del movimiento feminista en los municipios y del asociacionismo, en general, y los planes de construcción y reforma de los centros educativos.