Los 18 municipios menos habitados de la provincia de València luchan contra el paso del tiempo para que la población se aferre a sus casas y el goteo de la despoblación hacia las grandes ciudades no entierre su esencia más auténtica. Es el caso de Aielo de Rugat, Benissuera, Bufali, Carrícola, Pinet, Rugat y Sempere en la Vall d'Albaida; Casas Altas, Casas Bajas, Vallanca y la Puebla de San Miguel en el Rincón de Ademuz; Estubeny, Vallés y Torrella en la Costera; Segart en el Camp de Morvedre; Benagéber en Los Serranos; Castellonet de la Conquesta en la Safor y Llocnou de la Corona en l'Horta Sud.

En ellos, los niños, que se entretenían con cualquier cosa menos con la pantalla de la televisión o los botones de los videojuegos, correteaban por las calles años atrás y las familias, en vez de buscar el entretenimiento en las series de las nuevas plataformas, cenaban en las calles junto a sus vecinos cuando llegaba el verano antes de que las jóvenes generaciones se marcharan a las grandes metrópolis para estudiar y trabajar.

En ese sentido, el 40 aniversario de los ayuntamientos democráticos permite recuperar un momento histórico como el inicio de la reconstrucción democrática del país y también de los municipios valencianos. Es unánime entre alcaldes y alcaldesas el reconocimiento del papel fundamental que la Diputación de València tuvo en los inicios del desarrollo económico y social de los municipios. En ese sentido, la nueva legislatura quiere marcar el cambio de gestión y pretende dar un paso definitivo en el reconocimiento absoluto de la autonomía municipal, con un incremento de las ayudas directas a los ayuntamientos para impulsar las infraestructuras y servicios necesarios en todas las comarcas valencianas.

Después de cuatro décadas, la diputación mantiene su apuesta por el municipalismo y la autonomía de los ayuntamientos. En palabras del presidente, Toni Gaspar, «la diputación no se vacía, sino que va a incrementar su aportación y los servicios que ofrece a los municipios, en especial a los más pequeños». Este mensaje lanzado por Gaspar durante su discurso de investidura estuvo muy presente en una reunión reciente mantenida con los responsables de los 18 municipios de menos de 200 habitantes en la provincia de València. Los dirigentes provinciales han querido iniciar con estos ayuntamientos la preparación del nuevo modelo de inversiones. Un modelo que, como avanzó Toni Gaspar, se basará en la simplificación para reducir burocracia administrativa; eliminará líneas de subvención en beneficio de un gran plan de inversiones; duplicará las partidas que la diputación aportará a los Fondos de Cooperación y Despoblación del Consell; y liberará técnicos provinciales para ponerlos a disposición de los ayuntamientos y ofrecer así los mejores servicios, en especial a los municipios con menor población y recursos. La discriminación positiva de la diputación hacia estos pequeños municipios se pone de manifiesto con las inversiones que han recibido estos 18 ayuntamientos entre 2018 y 2019, rozando los seis millones y medio de euros, con un gasto por habitante que, por ejemplo, supera los 4.000 euros anuales en Sempere o los 3.000 euros en la Puebla de San Miguel. Unas cantidades que, según avanzaron los responsables provinciales, «irán a más» con el nuevo plan de inversiones de un organismo provincial «más ágil y eficaz».

Los alcaldes y alcaldesas presentes en la reunión, acompañados por concejales y concejalas de sus pequeños consistorios, valoraron muy positivamente esta apuesta definitiva por la autonomía municipal, ya que «serán directamente los ayuntamientos los que decidirán en qué invierten el dinero que reciben de diputación, a través de un plan bianual que les permitirá actuar con previsión y disponer de tiempo suficiente para ejecutar las actuaciones». En palabras del presidente: «Trabajamos para acabar con el colapso burocrático a la hora de acceder a las subvenciones».