«No, president, it’s an Alpha Scramble!». Pedro Sánchez advertía en ese momento desde su atril al presidente de Lituania, Gitanas Nauséda. Le decía que la comparecencia en la base militar de la OTAN en Šiauliai, en la república báltica, debía interrumpirse ya. Sin demora. Era un aviso real de amenaza de al menos un avión ruso no identificado -luego se supo que eran dos- y sin plan de vuelo. Alarma real, un Alpha Scramble, no un simulacro.

Eran las 11.40 (una hora menos en España) y, en realidad, la declaración de los dos mandatarios, delante de dos cazas Eurofighter del Ala 14 del Ejército del Aire, acababa de comenzar. Nauséda estaba agradeciendo la colaboración de España en la misión de la Alianza Atlántica, y entonces un grupo de militares llegó corriendo a los hangares gemelos de la base militar para urgir a la desocupación de los espacios y desmontar la comparecencia. Un piloto subió las escaleras del caza que estaba a las espaldas de Sánchez y Nauséda y gritó que era un Alpha.

En ese momento, retiraron los atriles, se apartó a la delegación española, el contingente español y la prensa que estaba siguiendo el acto. Los dos cazas salieron de inmediato de los hangares gemelos de la base en Siuliau con la misión de identificar la aeronave de procedencia rusa. La comparecencia se pudo reanudar unos 25 minutos después. La OTAN informó después que se habían localizado dos aviones rusos SU-24s volando en el mar Báltico, en dirección noreste. «No tenían plan de vuelo, no tenían el transpondedor encendido ni se comunicaron con los controladores aéreos».

En el destacamento español -formado ahora mismo por 138 efectivos- no se sorprendieron de la maniobra rusa. Se habían encadenado varios días «tranquilos», pero este tipo de incursiones ya han ocurrido en otras ocasiones con visitas de autoridades o maniobras en marcha, y Moscú era conocedora del viaje oficial de Sánchez por las tres exrepúblicas soviéticas. El presidente rehusó calificar la operación como una «provocación» del Kremlin, pero sí resaltó la «importancia de la misión» y la «pertinencia» de la colaboración de los países aliados».

Que cazas rusos sobrevuelen los cielos del Báltico sin plan de vuelo y sin identificarse -es decir, «saltándose la legislación aérea internacional»- es «relativamente frecuente», explicaban fuentes del contingente español, porque lo que pretende Moscú es provocar a los aliados y también medir la capacidad de reacción de los Eurofighter, ya que estos tienen un tiempo máximo de 15 minutos para estar listos y poder actuar.