Pedro Martínez Portero se despidió ayer de Roland Garros en 1/32 de final, al caer, eso sí, con honores, ante Stéfanos Tsitsipás, nº 5 del mundo por 3-0 (6-3, 6-4, 6-3) en dos horas y media. El alzireño tuvo la mala suerte de toparse con un Top 5 en la segunda ronda del torneo.
El ribereño tenía enfrente al último semifinalista de Roland Garros y Australia, que hizo valer su fuerte saque, la derecha desde el fondo o las subidas a la red. Aún así, el partido tuvo su miga en los inicios de cada set y en la recta final. En el primero, Pedro le rompió el servicio para ponerse por delante 3-2 pero perdió inmediatamente su saque. En el siguiente juego levantó una gran ovación del público presente en la pista Suzanne-Lenglen con una serie de golpes largos que fueron acercándose a la red con voleas y el último globo del heleno, respondiendo a uno del valenciano, se marchó fuera. Sin embargo entre dobles faltas y errores del alzireño, el griego acabó ganando 6-3.
El segundo set empezó con un buen primer juego ganado. Pedro aguantaba sus fuertes saques y le rompió el servicio. Aunque las apuestas daban una cuota de 26 a Pedro y 1,01 a Tsitsipas, no se rendía y a punto estuvo del 3-0 con una dejada que se quedó en la red. Se repitió otra ovación y gritos de «¡¡Pedro, Pedro!!» tras un golpazo paralelo al ángulo que le recuperaba el iguales y conseguía ventaja para acabar logrando el 3-2. Pero de nuevo el ateniense sacó su derecha a pasear y dio la vuelta al set.
El griego se marchó 4-1 en la tercera manga. Con todo perdido, Martínez «was back» (como dijo la narradora de T +) y tras un 0-40 le rompió el saque. Luchó por un 4-3 en el que llegó a tener ventaja pero una dejada que antes arrancó ovaciones del respetable fue aprovechada por Tsitsipras para lograr el 5-2. El octavo juego fue el reflejo del partido, con una lucha constante entre ambos. El jugador del CT Alzira tuvo cuatro ventajas, la última con una preciosa subida a la red que corroboró en el 5-3 con otra ascensión. Los cánticos españoles se convirtieron en «Pedgo» al conquistar también al público francés, pero un revés paralelo puso la puntilla al partido.