B. G., Benidorm

La Conselleria de Bienestar Social asegura que los centros de enfermos mentales de Benidorm, el CEEM de internos y el CRIS para pacientes de día, no presentan «ninguna irregularidad». Tras realizar una inspección ante las denuncias del PSPV, la Plataforma de Defensa de los Servicios Públicos Salud Mental y los propios enfermos y trabajadores del centro, la Conselleria niega que existan deficiencias de funcionamiento y señala que «la plantilla de los dos centros cumple con la normativa vigente».

Oposición y asociaciones, así como los propios afectados sin embargo denuncian que «todo sigue igual, con los mismos problemas de siempre», entre otros, que los educadores no pueden realizar programas de inserción ni desarrollar los talleres propios de su labor porque la falta de personal les obliga a limpiar, lavar platos, servir comidas, hacer camas o lavar la ropa de los enfermos, así como a realizar otras tareas como la de atender a los proveedores o mediar ante conflictos, ya que no hay personal de seguridad, según han denunciado en reiteradas ocasiones desde el PSPV. Las carencias y la polémica entorno al funcionamiento del centro las destapó el pasado mes de noviembre una de las internas, Verónica Marhuenda, quien se escapó de las instalaciones para acudir a este periódico con una carta en la que denunciaba la falta de higiene, de ropa de cama, de comida y de personal, lo que les impedía realizar actividades de rehabilitación y, en muchas ocasiones, les hacía pasar «hambre y frío», según aseguraba la paciente y como confirmaron portavoces de la plataforma en defensa de la salud mental y los socialistas. Comen precocinados, las mantas escasean y los educadores han tenido que idear un taller para que los propios enfermos se laven la ropa ante la sobrecarga de trabajo y la precariedad de medios, según señalan las mismas fuentes.

Son apenas 7 enfermeros, 12 educadores y un celador para un total de 40 internos, o lo que es lo mismo, 3 ó 4 educadores por turno, un número insuficiente debido a que deben dedicarse a otros trabajos, muy alejados de lo que en principio sería su labor. Carecen de cocineros o asistentes, sólo dos limpiadoras se encargan de mantener los dos centros y no tienen lavadoras industriales lo que retrasa y colapsa el trabajo.

El PSPV exigió en las Cortes una inspección de las instalaciones y su funcionamiento, y la Plataforma elevó las quejas al Síndic de Greuges para que instara al Consell a solucionar las «graves deficiencias» del CEEM y el CRIS. La respuesta de la consellera de Bienestar Social, Alicia de Miguel, es que después de ser «observadas posibles disfuncionalidades, se realizó una visita por parte del personal técnico de la Conselleria y del área de Inspección de ésta» y «del resultado de las investigaciones efectuadas no se derivó ninguna irregularidad». Asimismo, De Miguel señala que «se solicitó un informe a la empresa adjudicataria», Eulen, del que «se desprende el cumplimiento de las condiciones establecidas en el pliego de condiciones técnicas desde el inicio del contrato». La portavoz de Sanidad en las Cortes, la diputada socialista Encarna Llinares, criticó duramente la actitud de la consellera y considera que su contestación es «una huida hacia adelante». Llinares opina que es «lamentable que no reconozca las deficiencias del Centro Específico de Enfermos Mentales» y asegura que con su respuesta «demuestra que no quiere mejorar las condiciones de las personas que se encuentran en esta situación especial».

Asimismo, la diputada criticó que Alicia De Miguel «no tenga intención de exigir a la empresa que mejore las condiciones de vida de los internos» y calificó la situación que sufren de «inaceptable», cuando las instalaciones no llevan ni un año funcionando, ya que se inauguraron a finales de febrero del 2006.