La sintonía política entre el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, no es la mayor de las posibles, ya que el dirigente valenciano es más cercano a los postulados de la presidenta andaluza, Susana Díaz. Tras la visita a la falla ganadora, Cuba-Puerto Rico, Puig y Sánchez se despidieron con un abrazo poco efusivo. La última en despedirse del líder nacional fue la consellera de Sanidad y secretaria de Igualdad en la ejecutiva federal, Carmen Montón, una de las más cercanas al dirigente socialista.

En la reunión política celebrada en el Ayuntamiento de Valencia, el dirigente socialista prefirió sentarse junto a la vicepresidenta del Consell y líder de Compromís, Mónica Oltra. Mientras el diputado Joan Baldoví se sentaba junto al presidente Puig y el alcalde de Valencia, Joan Ribó presidía la reunión que se celebraba en su propio despacho.

El recorrido fallero por las comisiones tras la marcha de Sánchez dejó la comitiva socialista, muy nutrida al inicio de la jornada, bajo mínimo. Sólo Puig, la consellera Montón, el concejal Joan Calabuig, y el portavoz en las Corts, Manolo Mata, aguantaron hasta el final con la visita a Convento Jerusalén-Matemático Marzal y l'Antiga de Campanar. Al cierre de esta edición estaba previsto que Pedro Sánchez acudiera de incógnito a la Nit del Foc.

Las que no disfrutaron especialmente de la mascletà en el balcón y del continuo disparo de cohetes durante la visita a Valencia fueron las hijas pequeñas del dirigente.

El secretario general del PSOE portaba durante toda su visita a Valencia un broche de apoyo a la candidatura de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Unesco.