Lleva tres años encerrada con la secuela. ¿Ha tenido ya un momento de descompresión?
No porque la editorial no tiene piedad, no entiende que estés cansada, de hecho la maquinaria se activa antes de que acabes el libro. A veces te plantas y dices: «¡Dejadme terminar!»
¿Cómo lleva lo de enfrentarse a la segunda parte de una novela que vendió seis millones de ejemplares?
Cuando estaba a punto de salir volvieron los terrores del principio, del tipo segundas partes no fueran buenas. Todo aquello que se había quedado atrás volvió de golpe pero de manera sangrante. Veía que en cuatro días saldría el libro y los de lectura rápida iban a compararlo con el otro y algunos intentarían machacarme. No podía dormir. La suerte es que nos han confirmado que soy número uno en todas las listas, sobre todo la de Nielsen.
Le he leído en alguna ocasión agradecer que internet haya democatizado la crítica.
Recuerdo con horror cuando empecé a publicar en 1999. Había unos señores que estaban en los suplementos dominicales y decían lo que se podía leer y lo que no. Lo que se podía leer era curiosamente aquello que publicaban las editoriales del mismo grupo de ese diario. Todo lo que no fuera de la editorial del grupo era malo por definición y más si eras literatura de género. Así que tomé la decisión de no leer más críticas.
Entonces entra en las redes sociales.
Yo no triunfé por los críticos sino por los lectores. Cuando mi primera editorial no se gastaba un euro en promocionarme y los críticos me machacaban, empecé a vender. A pesar de todo la gente me compraba. Fue un boca-oreja e internet es el boca-oreja con un megáfono gigantesco.
¿Por qué retomar una novela que estaba cerrada?
Por culpa de la gente. Entré en las redes en 2012 y me quedé muerta cuando vi que la gente quería más Catón. Además, ese año tocamos fondo en la crisis. La gente estaba hecha polvo y pensé que lo único que podía aportar era un poco de felicidad. Tenía la necesidad de quitar tanta tristeza a la gente, al menos a mis lectores. Sé que soy literatura de aventuras, así que voy a hacer mi trabajo y hacer libros que enseñen y entretengan y, como sois tan pesados, voy a haceros caso con Catón.
