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Entrevista

Rubén Talón: "Aunque interprete 50 veces la misma obra, nunca sonará igual"

«El mejor jurado es el público de un concierto, es más sincero y objetivo; el regalo es ver a una persona emocionada»

Rubén Talón, en su estudio del Edificio Iturbi, en Valencia. miguel ángel montesinos

Cada día pasa entre siete u ocho horas practicando en su pequeño estudio del Edificio Iturbi de la ciudad. Son unos pocos metros cuadrados en los que no necesita más que su piano, un par de asientos y el más absoluto silencio hasta que la música brota de las yemas de sus dedos. Rubén Talón (Valencia, 1989) es uno de los músicos con mayor proyección internacional de su generación. El 24 de septiembre actúa en el Palau de la Música con un repertorio formado por obras de Ludwig van Beethoven, Frédéric Chopin y Manuel de Falla. Una selección apta para todos los públicos.

¿Cómo va a ser el concierto del próximo día 24 en el Palau de la Música?

Muy completo. Habrá dos sonatas de las más características de Beethoven: Claro de luna y Appassionata. Después continuaré con Chopin y Manuel de Falla. Falla es el que me parece más puro, más español, como la raíz de la música española. Intento incluirlo en los recitales, sobre todo fuera de España. Siempre causa muy buena impresión.

Ha escogido un repertorio con nombres muy conocidos por el gran público.

Quería un concierto para todo tipo de público: acostumbrados a recitales, profesionales, gente que no suele asistir...

¿Todavía hay cierto recelo por parte del público más joven a los conciertos de música clásica?

Lo que hay es falta de costumbre. No están sensibilizados a ese idioma.

¿Cómo les intentaría convencer para que se aficionen?

Que vayan a los conciertos y que escuchen música en directo. Ver a la persona cómo se emociona, ver al artista en ese momento que es único. Puedo tocar una obra 50 veces y nunca será igual: por el piano, la acústica, cómo te encuentres emocionalmente ese día...

El pianista siempre parece muy solo sobre el escenario. ¿Lo siente así?

Bueno, siempre sientes al público, cómo respira... Hay una conexión emocional con él.

¿Cuántas horas ensaya al día?

Unas siete u ocho horas. Es un trabajo, aunque no me gusta decir que estoy trabajando porque para mí no es un trabajo porque me gusta. Hay mucha gente que no encuentra su vocación y eso es un problema. Cada uno tiene su don.

¿Cómo fueron sus comienzos en la música?

Mis padres me cuentan que iba a gatas hasta el altavoz cuando ponían música clásica. Era un niño muy movido, pero me ponían música y me tranquilizaba. Empecé a los 12 años. Un amigo celebraba su cumpleaños y le regalaron un teclado y yo pedí uno a mis padres y empecé a tocar de oído. Desde el deslunado, unos vecinos, Amparo y Luis, me oían y dijeron a mis padres que me iban a presentar a un profesor, Ricardo Roca. Gracias a ellos entré en este mundo. Roca me dijo que tenía talento y cualidades innatas. He estudiado en Valencia y París y ahora estoy en la Accademia Pianistica Internazionale Incontri col Maestro de Imola (Italia) donde soy el primer español en ingresar.

Valenciano en la sala José Iturbi. ¿Siente presión?

No es presión, es un orgullo porque es la sala mas importante de toda la ciudad. Da mucho respeto.

Parece que su destino estaba vinculado desde siempre a los Iturbi...

(Risas) Sí, es una casualidad. Fue un pianista excepcional e internacional.

Hay pianistas que parecen auténticas estrellas de rock, llenan auditorios con público hasta el mismo escenario. ¿Qué le parece?

Me parece que es todo marketing, un producto, aunque siempre hay que tenerles respeto como pianista. Son nombres que conoce todo el mundo, incluso quienes no están en familiarizados con el mundo artístico. Y sin embargo, no conocen a otros grandes intérpretes.

¿Qué espera del concierto del día 24?

Llegar a la gente, emocionar al público. Eso es lo más importante, por encima de cualquier jurado. El mejor jurado es el público en un concierto, es más sincero y objetivo. El regalo es ver a una persona emocionada.

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