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Vértigo y provocación

«The Hole Zero».

Teatro Olympia (valència)

Dirección: Iñaki Fernández

Dirección musical: Marc Álvarez.

Letsgo Company

Antes de entrar en el Agujero, alguien tuvo que abrirlo. Tras «The Hole» y «The Hole 2», llega a las tablas «The Hole Zero», una especie de precuela en la que el espectador se traslada al pasado, en concreto a la Nochevieja de 1979. El Maestro de ceremonias (en este caso interpretado por Manu Badenes) acompañado por su conciencia (Noelia Pompa) nos cuenta su experiencia en Studio 54, local que regenta en Manhattan. Con guiños a la vida de uno y otro lado del atlántico y a través del humor ácido e irreverente nos adentramos en un mundo en el que el sexo, las drogas y la música son el centro de la vida.

Igual que en las anteriores propuestas, «The Hole Zero» es una combinación de humor, música, acrobacias y provocación. El público asiste a un montaje en el que desconoce si participará en algún momento, porque los artistas increpan al espectador, le hablan, se acercan e intentan establecer algún contacto con él. Y todo ello desde el buen ambiente, la broma y la seducción.

La sensualidad es uno de los puntos fuertes del espectáculo, sobre todo en los números musicales, en los que las dos cantantes (Bilionda Mfunyi-Tshiabu y Lorena Calero) despliegan su voz y los bailarines exhiben su gran erotismo.

La parte más circense, más acrobática, presente en los anteriores montajes, tiene en esta ocasión incluso una mayor importancia tanto por la cantidad de números ejecutados como por la magnitud y complejidad de los aparatos empleados. William Torres y Jesse Brandao realizan la rueda de la muerte. Ruslan Gusarov, Andrei Bogodist y Nikolai Gavryushev; el dúo Meleshin o el Trio Bokafi ejecutan unas impresionantes acrobacias.

El numeroso equipo artístico, compuesto por Iñaki Fernández (dirección), Félix Sabroso (dramaturgia), Marc Álvarez (dirección musical), Miguel Brayda (escenografía), Juanjo Llorens (iluminación) o Nicolas Vaudelet y Antonio Velasco (vestuario) dan forma a un espectáculo irreverente y alejado de prejuicios que puede producir vértigo.

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