Para poder asistir a las deliberaciones en valenciano de un tribunal en la Comunitat Valenciana hay que acudir a la Porta dels Apòstols de la Catedral de Valencia, en la plaza de la Virgen. La oportunidad se ofrece cada jueves y los protagonistas son los miembros del Tribunal de les Aigües, pero ésa es, desgraciadamente, la única opción. La presencia del valenciano en los juzgados de la Comunitat Valenciana es menos que residual, según reconocen diversas fuentes judiciales. Dos de cada tres secretarios judiciales desconocen la lengua propia de los valencianos, y respecto a los jueces, fuentes del Consejo General del Poder Judicial reconocen que no disponen de datos reales. La situación es dramática si nos atenemos a los hechos. Una juez de Dénia criticó recientemente la falta de «tolerancia y decoro» de un perito por prestar declaración en valenciano. Y jueces tan poco sospechosos de ser insensibles con la normalización de la lengua como el portavoz de Jueces para la Democracia, el magistrado Ximo Bosch, asegura que podría generar indefensión si dictara una sentencia en valenciano.

La situación del valenciano en la vida cotidiana de la Comunitat Valenciana es más que preocupante, con su práctica total ausencia en los medios de comunicación, una precaria existencia en la educación a partir de los estudios de Secundaria y sólo con una utilizacion testimonial por parte de los representantes de las instituciones públicas valencianas, pero el caso de la Justicia merece una reflexión. Los valencianos deberíamos ser capaces de hacer un esfuerzo por conservar el más precioso legado heredado de nuestros antepasados y en el campo de la justicia no se ve ninguna intención.