Cuando Aznar inauguró sus privatizaciones, con la Telefónica, hecha en buena manera en honor y prez de su compañero de pupitre del Colegio del Pilar, Villalonga, no creemos previera que gracias a esa privatización iban a tener en ella un Ritz, de momento para los dos casos que recordamos a continuación (a lo mejor aumenta el número de favorecidos con tales hospedajes) además que le saliera anfibio su compañero escolar. El primero es el del eximio Zaplana, que llega a la política con el interés de abrigarse y que cuando fue ministro de Trabajo prejubiló una cantidad más que entitativa de trabajadores de Telefónica que ésta le compensó o recompensó con un tan bien remunerado como evanescente cargo.

Ni menos aún podía Aznar prever la irreprimible autoascensión del yerno real, Iñaki Urdangarín, duque de Palma, cuyo gran mérito consistía en ser jugador de balonmano, y manifestara su indesfalleciente succión económica. Que para hacer posible ésta se apoyaría en un ambiguo y relativamente sofisticado tinglado ad hoc, que permitía la emisión de informes y organización de congresos. Todo ello, destinado a cubrir/descubrir facturaciones de la casi nada con sifón, sin sofoco para el percibiente, pero sí para las administraciones que usó para tal fin y que le supusieron un nutricio aporte económico que lo fortaleció tanto como físicamente. Fue Aizoon, la última empresa creada por él, en la que participa la infanta, su esposa. Baleares y Valencia fueron objeto de estas anómalas actividades que están siendo investigadas por la brigada de Delincuencia Económica de la Policía, la Fiscalía Anticorrupción y la Agencia Tributaria sin saber la deriva que el asunto tendrá. En este tinglado aparece con él un socio, Diego Torres, y usando facturas de un sitio para cubrir lo del otro.

La conclusión sería que ese Ritz, de un cargo de Telefónica en Washington, llegó tarde. Al lado de este oscuro /claro asunto, el divorcio de la otra infanta no deja de ser una incidencia menor para la Casa Real, o si se prefiere ni siquiera incidencia. Pero quedémonos tranquilos. Gracias a Aznar, Telefónica ya no es una empresa pública y, por lo tanto, teóricamente, no pagamos estos hospedajes dorados, todos. Y aunque todo esto el duque de Palma lo cubrió con un instituto, Noos, no creemos que sea plausible lo que nos pueda enseñar con él.